El próximo jueves 21 de enero tendrá lugar la primera reunión del año del BCE, en la que el consenso de mercado espera que el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo mantenga los tipos de interés actuales, con la facilidad de depósito en el -0,50%. Además, no se esperan cambios importantes en sus programas de compras de bonos, tras incrementar en diciembre el importe del Programa de Compra de Emergencia Pandémica (PEPP) en 500.000 millones de euros y ampliar su duración hasta marzo de 2022. A continuación, os dejamos con los pronósticos de Aberdeen Standard Investments, Allianz Global Investors, AXA IM, A&G Banca Privada, DWS, MFS Investment Management y PIMCO.

Paul Diggle, Senior Economist de Aberdeen Standard Investments

No esperamos que el BCE tome ninguna decisión esta semana. Esperamos que la rueda de prensa se centre en el impacto económico de la reanudación de los confinamientos en toda Europa, el despliegue de vacunas, el acuerdo Brexit, y cómo el estímulo fiscal adicional en EE.UU. afecta a las perspectivas europeas. Los inversores querrán escuchar lo que el BCE podría hacer si las condiciones económicas siguen deteriorándose, y se mostrarán temerosos si el BCE habla de la eventual retirada del apoyo.
La economía de la Eurozona se dirige hacia una doble recesión, y a largo plazo, la inflación va a permanecer muy moderada. Así que no deberíamos descartar completamente que el BCE suavice aún más la política monetaria. Su primera línea de defensa sería acelerar el ritmo de las compras de QE, y luego expandir el programa y aumentar la cantidad de préstamos bancarios baratos que ofrece. Es poco probable que esto se produzca tan pronto como esta semana.
Franck Dixmier, Director de Inversiones Global de Renta Fija de Allianz Global Investors

No esperamos ningún anuncio significativo en la próxima reunión del Banco Central Europeo el 21 de enero, tras la importante recalibración de los instrumentos de política monetaria que anunció en diciembre.
El entorno de riesgo sigue siendo elevado ante el agravamiento de la crisis sanitaria y las nuevas medidas de confinamiento que podrían afectar al perfil de crecimiento en el primer y segundo trimestre de 2021. Sin embargo, los datos del cuarto trimestre de 2020 confirmaron una situación económica mejor de lo esperado, incluida la actividad industrial, que ha experimentado un fuerte repunte. Por lo tanto, como señaló Christine Lagarde la semana pasada, las previsiones económicas del BCE para diciembre, con un crecimiento previsto en + 3,9% en 2021, por debajo del 5% previsto en septiembre, siguen siendo válidas.
El BCE debería reiterar su capacidad de ajustar todas sus herramientas para lograr su objetivo: garantizar unas condiciones de financiación favorables en la zona euro. Pero en esta etapa, nada justifica el anuncio de nuevas medidas. De hecho, la recalibración de los instrumentos de política monetaria parece adecuada. El programa de compra de activos del Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP), que se amplió en diciembre en términos de volumen y vencimiento (en 500.000 millones de euros y hasta al menos marzo de 2022), está bien calibrado para mantener unas condiciones de refinanciación favorables en la zona euro. El BCE tiene la capacidad de comprar tantos bonos este año como lo tuvo el año pasado, mientras que se espera que los déficits públicos sean menores. Además, estarán disponibles otros programas de inversión, incluido el programa SURE, que está diseñado para ayudar a los estados a financiar medidas que permitan a las empresas ofrecer períodos de desempleo parcial; y el plan de recuperación de la Unión Europea.
Por último, la apreciación del euro frente a las monedas extranjeras, un 3% más frente al dólar estadounidense desde diciembre y un 0,6% ponderado en base al comercio, sigue siendo manejable en esta etapa.
Por otro lado, Christine Lagarde debería reiterar el papel fundamental de las políticas fiscales en el apoyo a la recuperación.
Los inversores entendieron bien la muy clara hoja de ruta presentada en diciembre, como lo demuestra el bajo nivel de tensión del mercado ante las dificultades políticas en Italia. El BCE no aceptará la fragmentación financiera en la zona euro y ofrece una gran visibilidad al anclar los tipos a corto plazo en niveles muy bajos para influir en toda la curva.
Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM

Los inversores esperan que la institución monetaria europea haga lo necesario para mantener las condiciones financieras sin cambios, incluso ante una mejora en las perspectivas de inflación. El compromiso general de mantener una postura acomodaticia en medio de la pandemia, en particular la flexibilidad de la compra de emergencia pandémica se comparte en gran medida entre el Consejo de Gobierno del BCE. Esperamos que Christine Lagarde comente esas líneas después de la reunión del BCE de esta semana, en la que no se espera una decisión ni un mensaje contundente. La estrategia para el 2021 se configuró el mes pasado. La verdadera prueba de fuego llegará más tarde, una vez que la economía se haya estado normalizando durante varios meses, cuando el BCE tendrá que decidir cómo amortiguar el impacto en el mercado de la eliminación del PEPP.
Germán García Mellado, gestor de renta fija de A&G Banca Privada

No esperamos cambios en política monetaria para la reunión del BCE del 21 de enero. Tras la esperada cita de diciembre en la que se tomaron medidas de calado, la autoridad monetaria tomará una postura de esperar antes de realizar cambios relevantes. Esperamos que Lagarde aporte un tono dovish en rueda de prensa, insistiendo en que mantendrán las condiciones financieras favorables el tiempo que sea necesario, manteniendo el forward guidance del programa de compra de activos y el flujo de crédito a la economía real.
La rápida propagación de la pandemia ha obligado a los países a incrementar las restricciones a la movilidad en las últimas semanas, lo que obligará al BCE a valorar las consecuencias que ello tendrá sobre la economía de la eurozona en un futuro cercano, pero pensamos que la reunión de este jueves todavía es pronto para sacar conclusiones. Esta incertidumbre macro, unida a los débiles datos de inflación que se siguen publicando, ahondará en el mensaje acomodaticio que se espera de Lagarde.
Por tanto, reunión de transición en la que el BCE seguirá insistiendo en la necesidad de apoyar a la economía en el momento actual, debido a las incertidumbres que permanecen latentes como consecuencia de la pandemia.
Ulrike Kastens, Economista en DWS

Aunque los mercados de capitales han estado discutiendo una reducción en las compras de bonos en los EE.UU. (“tapering”) desde principios de año, no es un tema que el Banco Central Europeo (BCE) considere en el futuro inmediato. En diciembre de 2020, el BCE intensificó una vez más su política monetaria, aumentando su Programa de Compras de Emergencia para Pandemias (PEPP) en 500.000 millones de euros hasta 1.850.000 millones de euros y ampliando su plazo hasta por lo menos marzo de 2022. Las principales razones fueron un crecimiento económico más débil, el persistente incumplimiento del objetivo de inflación y un alto grado de incertidumbre económica como resultado de la pandemia.
Esto no ha cambiado desde la última reunión del BCE, todo lo contrario; para el actual primer trimestre, las medidas de bloqueo ya adoptadas en los países de la Unión Económica y Monetaria apuntan a un nuevo descenso del PIB. Respecto a este dato, es probable que el BCE confirme su evaluación de riesgos en la reunión de enero de 2021, a pesar del inicio de las vacunaciones contra la Covid-19. Por lo tanto, es poco probable que cambie ningún aspecto en su comunicación. Esto significa: el BCE está listo para ajustar todos sus instrumentos, y es probable que evite cualquier signo que pueda ser interpretado como “restrictivo” o como un cambio en la comunicación.
La pregunta es más bien si el BCE tendrá que dar más estímulo monetario en caso de que la ya cautelosa proyección de crecimiento del PIB del 3,9 por ciento para 2021 tenga que ser revisada a la baja como resultado de los prolongados cierres. No creemos que sea así. Aunque es probable que la recuperación económica sufra un revés durante el invierno, con múltiples proveedores que proporcionen la vacuna, las probabilidades de una recuperación significativa a partir del verano de 2021 han aumentado. El BCE continuará asegurando condiciones de financiación favorables con sus compras mensuales. El volumen del PEPP es suficiente, sobre la base del promedio de las compras mensuales de los últimos meses. Incluso incluye una especie de “margen de seguridad” en caso de que fuera necesario un mayor volumen de compras si hubiera posibles distorsiones del mercado. Con este telón de fondo, es probable que el BCE permanezca en suspenso en los próximos meses. La decisión sobre cómo proceder debería tomarse entonces en la segunda mitad de 2021, cuando también se complete la revisión de la estrategia. Pero sería una ilusión esperar que algo cambie en la orientación fundamentalmente expansiva de la política monetaria.
Peter Allen Goves, analista de renta fija de MFS Investment Management

No esperamos cambios tras la reunión del BCE este jueves. La política monetaria acomodaticia sigue siendo considerable y el Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP, por sus siglas en inglés), justo se amplió (+ de 500 mil millones de euros) y se extendió (+ 9 meses) en diciembre.
Por diversas razones, la inflación de la zona euro puede aumentar a corto plazo y es probable que el BCE acoja con satisfacción el movimiento alcista en algunas medidas de las expectativas de inflación. Dicho esto, las medidas en precios subyacentes se han moderado durante algún tiempo y la propia proyección del BCE para la inflación en 2023 es solo del 1,4%.
Las áreas de interés para el “Q&A” seguramente incluyan la revisión de la estrategia, la necesidad de mantener “condiciones de financiación favorables” y cómo el BCE sigue controlando el tipo de cambio del euro. En cuanto a las principales implicaciones en los mercados, la política del BCE está resultando exitosa y muy acomodaticia. El rendimiento del PIB ponderado a 10 años de la zona euro permanece negativo y bajo y los diferenciales de los bonos gubernamentales europeos (EGB, por sus siglas en inglés) en general son estrechos. Como tal, los rendimientos de la deuda pública europea están tendiendo hacia un rendimiento superior al de la deuda emitida por el Tesoro de Estados Unidos y es probable que continúen con esa tendencia por el momento.
Konstantin Veit, portfolio manager European Rates en PIMCO

El Consejo de Gobierno del BCE se reúne el jueves y no esperamos ningún cambio en la configuración de la política monetaria. El BCE está en hibernación, con el piloto automático. La autoridad monetaria evaluará cómo se desarrollan las condiciones macroeconómicas en los próximos meses y responderá a cualquier endurecimiento material de las condiciones de financiación con el programa de compras de emergencia para pandemias (PEPP), en línea con su marco de control laxo de la curva de rendimiento (LYCC).
Las políticas del BCE anclan los activos de riesgo europeos, pero los diferenciales han avanzado mucho y los riesgos para las perspectivas macroeconómicas siguen siendo elevados. Dado que la política fiscal se considera el instrumento preferido en un entorno de elevada incertidumbre, el papel del BCE consiste principalmente en posibilitar la política fiscal y garantizar unas condiciones de financiación favorables para los sectores público y privado de la economía de la zona del euro. El hecho de centrarse en las condiciones de financiación en lugar de en las condiciones financieras relega a una prioridad menor las consideraciones relativas a la renta variable y a la divisa. Creemos que el PEPP es el instrumento adecuado para el control laxo de la curva de tipos en la zona del euro, ya que el PEPP se refiere tanto a la postura general de la política monetaria como al canal de transmisión, y el BCE seguirá utilizando la flexibilidad incorporada en el PEPP para controlar la curva de tipos, con el fin de preservar las condiciones de préstamo fáciles para todas las jurisdicciones de la zona del euro durante la duración de la pandemia.
A medio plazo: El BCE probablemente espera que la primera mitad del año no requiera decisiones importantes de política monetaria y que las condiciones permitan un enfoque intenso en la revisión de la estrategia en curso. Una vez que se hayan neutralizado suficientemente los efectos relacionados con la pandemia en la senda de la inflación mediante medidas de política temporales como el PEPP y las agresivas TLTRO, creemos que volverán a cobrar importancia los instrumentos de compra de activos más habituales para afinar la postura de la política monetaria posterior a la pandemia a partir de 2022, mientras que los recortes de los tipos de interés quedarán en un segundo plano. El BCE tendrá que seguir siendo muy complaciente en los próximos años y, en todo caso, las conclusiones de su revisión estratégica probablemente se inclinen hacia la política acomodaticia por más tiempo.
El paquete de medidas de política monetaria de diciembre de 2020 probablemente dará lugar a una modesta mejora de la inflación en la ronda de proyecciones macroeconómicas de marzo.