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Gestión cuantitativa, ¿cómo funciona esta estrategia?
Perspectivas de mercado

Gestión cuantitativa, ¿cómo funciona esta estrategia?

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12 SEPT, 2019

Por Román González

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La gestión cuantitativa, en un primer momento, siempre ha generado bastantes dudas al inversor. ¿Cómo es posible que vaya a delegar una parte de mi cartera para que una máquina invierta por mí? Es la pregunta que más de uno se hace antes de invertir en alguna de estas estrategias, en muchas ocasiones conocidas como “cajas negras”.

Estrategias de gestión cuantitativa, ¿cómo funcionan?

¿Cómo utiliza A&G las estrategias cuantitativas?

Desde el equipo de estrategias cuantitativas de A&G Banca Privada, cuando nos encontramos ese tipo de preguntas, intentamos explicar que realmente somos nosotros quienes estamos invirtiendo, pero en lugar de hacerlo de forma subjetiva, intentamos plasmar nuestras ideas sobre el papel, en forma de código. Y es que realmente todos los gestores en mayor o menor medida se apoyan en máquinas: el mejor de los gestores “value” seguramente use Bloomberg, y utilice algún filtro inicial, ya que el humano no es capaz de estudiar 3000 compañías de forma simultánea. De hecho, en mi opinión, es bastante complicado seguir al detalle más de 10 nombres a la vez.

Nuestro fondo DIP European Equities es un claro ejemplo de éxito de gestión cuantitativa, con más de 5 años de historia, se ha establecido como uno de los mejores fondos de renta variable europea del mercado. El proceso de inversión pasa por un filtro inicial, seguido de un optimizador que, de forma mensual, calcula las mejores carteras en términos de rentabilidad/riesgo. Con un máximo de un 3% por acción, las carteras que tiene el fondo DIP European Equities son diversificadas, sin concentraciones fuertes en sectores, y con aproximadamente 55 nombres en cartera. Esta es quizá la gran ventaja que aporta este estilo de inversión: la gestión exhaustiva del riesgo, donde el proceso de construcción de cartera tiene en cuenta el aumento de volatilidad de determinados nombres, y la correlación que se establece entre todos los activos que componen la cartera.

Y es que la gestión cuantitativa, para bien o para mal, no se enamora de ningún nombre

Si la volatilidad aumenta en una acción, y además no aporta descorrelación a la cartera, automáticamente ese nombre será descartado y se venderá en las próximas rotaciones, independientemente de lo mucho que nos guste ese activo o las horas que hayamos pasado estudiándolo. Sobre esto, es curioso que los gestores tradicionales o “value”, suelen pasar mucho más tiempo pensando qué comprar, que tiempo estudiando qué vender de cartera, lo cual es normal, dado el tiempo que requiere estudiar a fondo cada una de sus compañías.

Quizá la gran desventaja que supone la inversión a través de procesos automatizados al 100% es la explicación de los resultados, tanto los positivos como los negativos. Las caídas de las estrategias sistemáticas, sobre todo aquellas que no están referenciadas a un índice, siempre son más complicadas de explicar, ya que se deben a cambios fuertes de correlaciones, tendencias laterales, reversión a la media, etc. Estas explicaciones siempre son más difíciles de transmitir al inversor que la guerra comercial o el Brexit.

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