Los cambios en las expectativas de los tipos de interés siguen impulsando los agitados mercados de renta variable durante la última semana. Las estadísticas están dificultando que los inversores tengan una idea clara de la situación económica y de la dirección que tomará.

Con la incertidumbre que sigue existiendo sobre el pico de inflación, la estrategia de la Fed es igualmente poco clara. A pesar del preocupante panorama macroeconómico, el periodo de resultados ha sido, en general, mejor de lo esperado, con una reducción de la rentabilidad, pero no en la medida en que se había visto anteriormente en los mercados bajistas.
Los PER de las empresas estadounidenses siguen estando por encima de las medias a largo plazo. Esto podría apuntar a un nuevo tramo a la baja en los mercados de renta variable, pero por ahora el repunte del mercado bajista persiste, con las empresas de crecimiento a la cabeza. La percepción de los consumidores estadounidenses sigue resistiendo en algunos nichos del mercado, pero los datos apuntan a un debilitamiento continuo.
En Europa, los precios de la energía siguen siendo el mayor viento en contra, y Rusia hace todo lo posible por seguir desestabilizando los mercados, incrementado la posibilidad de una recesión cada vez más inevitable. Las medidas de ahorro de gas ponen de manifiesto la gravedad de la situación y se espera que el impacto en el PIB sea igualmente duro.