Las necesidades de financiación de las empresas se están incrementando debido a los problemas recientes en la cadena de suministro y a la contracción de la financiación bancaria. La magnitud de la interrupción que ha vivido el comercio internacional en los últimos dos años (por el impacto de la COVID-19 y las tensiones geopolíticas) implica que hay una demanda significativa por mecanismos de financiación que reduzcan la brecha entre la entrega de los productos y el pago. Según las estimaciones más recientes del Banco Asiático de Desarrollo, la brecha de financiación de operaciones comerciales a nivel mundial se amplió hasta alcanzar los 1,7 billones de dólares en 2020.

Las pequeñas y medianas empresas son las que necesitan más ayuda, ya que algunos bancos, que son los proveedores tradicionales de la financiación, han reducido sus límites tras la pandemia. Los inversores institucionales que busquen activos diversificados pueden encontrarlos al invertir en la financiación de operaciones comerciales. A cambio, obtendrán acceso a la prima de complejidad que les ofrece esta clase de activos.
¿Cómo funciona?
La financiación de operaciones comerciales (en inglés conocida como “Trade Finance”) es similar a una línea de crédito otorgada por un tercero que financia y que ayuda a las empresas a financiar la compra y venta de productos. Por ejemplo, permite que los proveedores reciban fondos de inmediato, aunque sus compradores no les paguen hasta pasado un tiempo.
En un contexto marcado por las fuertes tensiones geopolíticas, la volatilidad de la rentabilidad de los bonos y la subida de la inflación, la financiación de operaciones comerciales puede ofrecer flexibilidad y posibles rentabilidades que ayuden a los inversores a adaptarse a la incertidumbre mundial.
Su perfil de vencimiento a corto plazo (normalmente, las transacciones tienen un ciclo de vida de entre 60 y 120 días) y la potencial baja correlación con otras clases de activos pueden ayudar a los inversores a gestionar un entorno caracterizado por la subida de tipos. Las inversiones destinadas a este tipo de financiación pueden ayudar a los inversores a gestionar los riesgos de corrección a la baja, ya que suelen exhibir una baja volatilidad, como se ha observado en las recientes turbulencias de los mercados.
Además, los cambios estructurales están allanando el camino para que los inversores institucionales puedan entrar en el mercado. Los bancos están buscando socios para satisfacer las necesidades de sus clientes, ya que están teniendo problemas para dar respuesta a la creciente demanda, debido a los requisitos mínimos de capital. Paralelamente, las empresas dedicadas a la tecnología financiera han desarrollado innovaciones que reducen los costes unitarios y hacen que los volúmenes de financiación de menor tamaño sean económicos.
¿Cuáles son los riesgos?
Los principales riesgos en la financiación de operaciones comerciales residen en el riesgo de fraude e impago. Los análisis crediticios y la diversificación mitigan los riesgos de impago. El riesgo de fraude puede gestionarse analizando la relación entre compradores y proveedores y otras partes implicadas. La minuciosa selección de socios y un control idóneo, junto con la diversificación, deberían contribuir a reducir los riesgos.
A medida que los inversores buscan más allá de las principales clases de activos para diversificar los flujos de retornos en un contexto de bajas rentabilidades, la financiación de operaciones comerciales puede ofrecer una opción de diversificación atractiva. Puede servir como alternativa a los activos de crédito tradicionales, como los bonos de titulización de activos (como las cédulas hipotecarias) y los bonos de vencimientos cortos con alta calificación, debido a una rentabilidad potencialmente mayor y a la prima de complejidad.
También, puede reemplazar a los bonos del Estado, ya que ofrece la posibilidad de obtener retornos estables y presenta una baja sensibilidad a los cambios de tipos. Por último, la financiación de operaciones comerciales puede actuar como una posición estratégica de tesorería. Su estructura semilíquida da a los inversores la capacidad de reposicionar la cartera.
Aunque se trata de una clase de activos relativamente nueva y compleja, con el socio adecuado, es posible beneficiarse de las ventajas que ofrece la financiación de operaciones comerciales.