Los principales países del mundo se desarrollaron durante el siglo XX gracias a unas vastas y costosas redes de electricidad y de telecomunicaciones, pero las economías emergentes están comprimiendo las décadas en años gracias a unas telecomunicaciones móviles relativamente baratas y fuentes de energía sostenibles generadas localmente a pequeña escala.

El resultado es un número cada vez mayor de personas con acceso a información y servicios esenciales, sobre todo en finanzas y banca. De hecho la revolución digital, gracias a la telefonía móvil y las finanzas digitales, puede ser una bendición para los mercados emergentes, impulsando el desarrollo en países que carecen de las infraestructuras que las economías ricas dan por sentado.
De hecho, la transformación digital es más rápida que las tres revoluciones tecnológicas anteriores: la imprenta, máquina de vapor y generación de electricidad. En 1915, el 10% de los estadounidenses tenía acceso a automóvil y no se llegó al 90% hasta 1989. La telefonía fijos doméstica tardó 66 años y la energía eléctrica 40 años. Pero la telefonía móvil ha alcanzado a ese nivel en 22 años y solo un poco más el ordenador personal. Además, mientras que en 1993 la supercomputadora líder podía hacer 123.000 millones de operaciones por segundo en 2021 había alcanzado 442.000 billones.
Según Our World in Data de la Universidad de Oxford, la adopción de telefonía fija es rara en países de 7.000 a 8.000 dólares de renta per cápita, pero no las telecomunicaciones móviles. En 2017 no había un solo país del África subsahariana con más de diez suscripciones de línea fija por cada cien personas, pero casi todos los países tenían más de 25 suscripciones de móviles y muchos más de cien.
El 66% de las personas no bancarizadas posee teléfono móvil
El caso es que alrededor del 90% de la población mundial menor de 30 años vive en estos países, pero en regiones como América Latina entre un tercio y la mitad de la población no tiene acceso a cuenta bancaria o con limitaciones. En la India, el 80% de adultos tenía cuenta en 2017, pero sigue habiendo gran dependencia del efectivo, que representa el 44% de las transacciones en Oriente Medio y África y 36% en América Latina, en comparación con 11% en América del Norte.
Se prevé que se reduzca, pues, alrededor del 66% de las personas no bancarizadas posee teléfono móvil. Es el caso de Indonesia, donde la mitad de la población sigue sin estar bancarizada, pero el 74% tiene acceso a Internet a través de teléfonos inteligentes, con acceso a cuentas de dinero. Además, Asia es la región de más rápido crecimiento de comercio electrónico, con más de tres cuartas partes de tales ventas a través de teléfonos móviles. El comercio electrónico crece al 25 y 23% en Filipinas y Malasia.
Fintech y grandes tecnológicas reemplazan a los bancos en la provisión de crédito
Hasta ahora, la inclusión financiera digital se ha centrado en el gasto, pero se expande a prestamistas digitales. De hecho, en economías emergentes las plataformas fintech descentralizadas y grandes tecnológicas reemplazan a los bancos como intermediarios en la provisión de crédito. Permiten a los prestamistas en línea interactuar con prestatarios y préstamos directos o en un mercado.
Por ejemplo, el grupo tecnológico chino Tencent ha ideado un ecosistema con WeChat Pay y Mercado Libre, el sitio de comercio electrónico más popular de América Latina, tiene un enfoque similar. Estos proveedores no tienen que soportar carga de sucursales ni sistemas heredados poco óptimos de los bancos tradicionales, con ventajas de servicio y back-office eficiente. Este acceso a crédito ayuda a las empresas más pequeñas a aumentar su productividad y competitividad y fomenta el espíritu empresarial.
El coste de iniciar un negocio en economías emergentes se ha reducido de 66 % al 27 % del ingreso anual promedio. En concreto las formas de fuentes alternativas de crédito proporcionaron cerca de 800.000 millones de dólares en 2019, el 94% concentrado en China, EEUU y Japón. El crédito alternativo crece rápidamente y ya supone el 6% del concedido en Kenia -donde la inclusión financiera ha sacado de la pobreza al 2% de la población.
De todas formas, las sucursales y canales físicos siguen siendo importantes, incluso en Corea del Sur, que tiene algunas de las tasas de penetración de banda ancha y teléfonos inteligentes más altas del mundo. Es el caso del seguro de vida,un producto complejo que depende de agentes y contactos personales. En el sur y suroeste de Asia,la banca es de microcréditos. En Indonesia, estos préstamos se hacen típicamente a mujeres de aldeas rurales, con visitas semanales o quincenales de otras mujeres jóvenes, que viven en sucursales locales y viajan en scooters. Es poco probable que se digitalice a corto plazo
Sea lo que sea algunos gobiernos de emergentes son muy conscientes de las ventajas de la digitalización bancaria. Según McKinsey, las finanzas digitales pueden impulsar el empleo en 95 millones y agregar un 6% al PIB de los países emergentes para 2025. Por ejemplo, los reguladores en Brasil han hecho esfuerzos en abrir sus mercados a alternativas digitales, con aceleración del número de cuentas abiertas desde 2019, en Indonesia las autoridades han estado adaptando las regulaciones para estimular la innovación en banca digital y Ciudad del Cabo es ahora el centro de Amazon de computación en la nube. Asia Oriental suma tres cuartas partes de la capacidad mundial de chips y los gobiernos de ASEAN apoyan la inversión en el sector, con especialización. La I+D y el diseño se concentran en Malasia, Singapur, Vietnam, Filipinas y Tailandia, la producción de obleas en gran medida en Malasia y Singapur y la fabricación back-end en la mayoría de estos países más Indonesia.
Remesas internacionales y criptomonedas
Otro uso alternativo son las remesas internacionales, donde la demanda ha crecido a medida que los costes se han reducido y el uso teléfonos móviles para enviar y recibir remesas nacionales se duplicó en los países más pobres en tres años hasta 2017.
Al respecto, las criptomonedas, uno los desarrollos tecnológicos más interesantes y polémicos, pueden cambiar drásticamente el panorama financiero en las economías emergentes. Ya hay iniciativas de pagos nacionales y transfronterizos para muchos hogares que dependen de remesas internacionales, con un volumen de 551.000 millones de dólares globalmente en 2019. Dado que el coste promedio de enviar este dinero es del 7% hay eficiencias considerables por conseguir y la adopción de criptomonedas puede reducirlos y brindar a las comunidades rurales un acceso más fácil a medicamentos, mercados agrícolas y transporte más eficiente.
Además, la criptografía, con billeteras comunes, donde todos pueden monitorear las transacciones, permite el autogobierno libre de corrupción en comunidades pequeñas. Ya inquieta a algunos bancos centrales. Al respecto, el Fondo Monetario Internacional ha señalado los riesgos de la dolarización de estos sistemas de pagos, pero también ha indicado que las políticas macroeconómicas en estos países pueden fortalecerse si sus bancos centrales introducen criptomonedas vinculadas a sus monedas.