El Foro del BCE sobre Banca Central se celebra en Sintra, Portugal. Durante su intervención, Christina Lagarde, presidenta del BCE, ha dicho que la inflación en la zona del euro es indeseablemente alta, y se prevé que siga así durante algún tiempo, y ha afirmado que esto es un gran reto para nuestra política monetaria.

Lagarde ha hablado de los choques externos que han creado este escenario de inflación. En primer lugar, hace hincapié en las consecuencias de la guerra en Ucrania, las interrupciones de la cadena de suministro y la dependencia energética, que han hecho subir los precios de la energía.
Según afirma, la energía, los alimentos y los bienes industriales representan en conjunto alrededor del 80% de la tasa de inflación global registrada desde principios de este año. El segundo choque externo es la recuperación de la demanda interna, ya que la economía se ha reabierto tras la pandemia. Este repunte del gasto ha hecho que la inflación de los servicios suba al 3,5% en mayo.
La presidenta del BCE señala la incertidumbre sobre la persistencia de esta inflación. Según afirma, no estamos ante una situación directa de exceso de demanda generalizada o de recalentamiento económico, en cuyo caso la trayectoria de la inflación a medio plazo habría sido más clara. Y afirma que, a pesar de la recuperación de los servicios, el consumo privado en la zona del euro sigue estando más de un 2% por debajo de su nivel prepandémico, y la inversión sigue siendo escasa.
También habrá implicaciones de estos choques para el crecimiento y, por tanto, pueden pesar sobre las perspectivas de inflación a medio plazo, afirma.
En cuanto a la normalización de los tipos de interés, dijo que, sobre la base de las perspectivas generales, el proceso de normalización de nuestra política monetaria continuará de forma decidida y sostenida. Pero dada la incertidumbre a la que todavía nos enfrentamos, el ritmo de la normalización de los tipos de interés no puede definirse ex ante.
Sin embargo, afirma que el BCE espera volver a subir los tipos de interés oficiales en septiembre, y “si las perspectivas de inflación a medio plazo persisten o se deterioran, será apropiado un incremento mayor en la reunión de septiembre“. Y más allá de septiembre, el Consejo de Gobierno ha acordado que será adecuada una senda “gradual pero sostenida” de nuevas subidas de tipos.
Como conclusión, dijo Lagarde, el BCE se mantiene firme en su compromiso de asegurar que la inflación vuelva al 2% a medio plazo, y afirma que el Banco ha diseñado una estrategia de normalización de la política que le permite responder ágilmente al entorno de alta inflación. Señala que el banco central se asegurará de preservar la transmisión ordenada de la política del Banco en toda la zona del euro.