Los datos macroeconómicos son cada vez más débiles. Pero, con ello, las expectativas de subidas de los tipos de interés también retroceden y los mercados de renta variable se muestran complacidos.
El entorno económico se sigue debilitando, mientras los bancos centrales globales continúan con las subidas de tipos. Sin embargo, los mercados financieros se han sobrepuesto bien a las malas noticias, continuando su recuperación en julio. Además, el reducido posicionamiento en activos de riesgo y los indicadores de sentimiento históricamente bajos, combinados con unos beneficios empresariales razonablemente sólidos, apoyaron esta recuperación. Así pues, la renta variable estadounidense (+9,3%) superó a la europea (+7,6%) en julio por primera vez desde marzo, mientras que la renta variable de los mercados emergentes (-0,2%) terminó el mes ligeramente a la baja.
Rentabilidades en moneda local

En cambio, el descenso de las expectativas de los tipos de interés, especialmente en el tramo corto de la curva, ha provocado la caída de las tires de la deuda pública y la reducción de los diferenciales de crédito de los bonos corporativos. En particular, el segmento de high yield a ambos lados del Atlántico (EE.UU. +6,0% / EUR +5,1%) se ha beneficiado de la mejora del entorno de riesgo, mientras que los bonos de los mercados emergentes se quedan muy atrás con una ganancia del 3,3%. Los bonos investment grade también han terminado el mes con una nota positiva, y los bonos denominados en euros (+2,8%) alcanzan a sus homólogos estadounidenses (+1,3%).
Aunque el mercado de las materias primas (+4,3%) en su conjunto registró rentabilidades positivas en julio, el aumento de los temores de recesión pesó sobre los subsegmentos. Esto se aplica en particular al sector energético. El precio del barril de crudo (-4,2%) bajó notablemente. El oro sigue teniendo dificultades para beneficiarse de forma sostenible del entorno incierto, entre otras cosas por la gran fortaleza del dólar estadounidense. El precio de la onza del metal precioso amarillo cayó un -2,4% respecto al mes anterior.
¿Calma en el mercado de bonos?
A pesar del entorno, la subida tanto en el extremo corto como en el largo de la curva de rendimientos no continuó en julio. La debilidad de las perspectivas económicas y la expectativa de que las tasas de inflación bajen en este entorno han provocado un descenso de las expectativas de tipos de interés entre los inversores. Pero la incertidumbre es alta, como se observa en los movimientos diarios de las tires del bono soberano a dos años. La volatilidad de los tipos de interés es mayor que durante la crisis del Covid-19 y la curva de rendimientos está claramente invertida (medida por el diferencial de tires de los bonos del Estado de EE.UU. a diez años y a dos años), lo que suele ser un indicador fiable de recesión.
Rendimientos impulsados por la incertidumbre de la política monetaria

¿Capitulación en el mercado de acciones?
En consecuencia, los inversores siguen siendo escépticos respecto a los activos de riesgo. Según la última encuesta mensual de gestores de fondos de Bank of America, la asignación a la renta variable de los inversores encuestados cayó a su nivel más bajo desde octubre de 2008, mientras que la asignación a los sectores defensivos subió a su nivel más alto desde mayo de 2020. Al mismo tiempo, los saldos de efectivo aumentaron en julio hasta su nivel más elevado desde 2001, por lo que no hay que sorprenderse cuando la encuesta habla de capitulación.
Sin embargo, todo esto no es garantía de que la renta variable vuelva a estar bajo presión. En el pasado, normalmente sólo han tocado fondo durante una recesión y/o en cuanto la curva de rendimientos volvió a empinarse. Por lo tanto, los inversores deben seguir siendo pacientes. Aunque el buen comienzo de la temporada de resultados empresariales en EE.UU. ha contribuido a disipar los peores temores, no faltan los malos datos en este momento.
¿Continúa la debilidad en la bolsa?
