
Las cifras que arroja el IPC desde este verano despejan cualquier posible duda y dejan claro que nos encontramos ante una inflación persistente, no transitoria. Se ha abierto la caja de los truenos: además de la inflación está la recesión, y hasta la prensa desliza términos como “armas nucleares tácticas”. El endurecimiento de las condiciones financieras irrumpe como un elefante en una cacharrería, esperando el catalizador que precipite un gran mínimo. Entretanto, los mercados europeos siguen registrando caídas más profundas y subidas más débiles. La Reserva Federal está claramente decidida a subir los tipos y el desempleo, y no sería ninguna sorpresa que ambos avanzasen hacia el 5%. El índice de volatilidad VIX se mantiene en terrenos moderados, y la volatilidad podría registrar mayores subidas.
Goldman Sachs Investment Research acuñó recientemente un nuevo término para sustituir al que fuese compañero de fatigas de los mercados durante una década, TINA (siglas inglesas de “no hay alternativa”), por TARA (“hay alternativas razonables”), especialmente en lo referente a la liquidez. La renta variable tiene un problema de TARA, pero, ¿y si resulta que los beneficios son más resistentes?
Bajo mi punto de vista, estamos camino de tocar fondo. Aunque es prácticamente imposible pronosticar cuál será el punto más bajo, es importante no perder la perspectiva. En primer lugar, los mercados bajistas no suelen durar mucho tiempo. Si nos guiamos por las medias registradas en el pasado, podemos esperar una recuperación entre el cuarto trimestre y la primavera del próximo año. En segundo lugar, el posicionamiento también es importante: rara vez ha sido más negativo, especialmente en términos relativos entre la renta variable europea y EE. UU., teniendo en cuenta los flujos a más largo plazo.

Como ocurrió con la “recesión más anticipada” de la historia —¡llevamos esperándola desde 2019! — todo el mundo se afana en buscar “signos de que se ha tocado fondo” en las clases de activos de renta variable menos atractivas. Los mercados son mucho más dinámicos hoy en día, por lo que pescar el gran mínimo es una gesta más compleja que nunca.
De hecho, un TARA no tiene por qué ser un problema tan arduo para muchos activos de innovación europea, que presentan posicionamientos extremos en estos momentos. En cuanto los actores del mercado perciban el menor signo de viraje en las políticas, no debería sorprendernos que estos activos recorran un camino al alza de dos dígitos en puntos porcentuales. Todos sabemos que no aprovechar los cinco o diez mejores días de un año puede aplanar las rentabilidades a largo plazo, de ahí la importancia de mantener la inversión.
La innovación sigue siendo una fuerza deflacionista y una herramienta para amortiguar los costes
Llevamos una década y media de tipos de interés bajos, en la que la innovación y la inventiva se han beneficiado sin duda de un acceso barato a la financiación. Sin embargo, ahora que entramos en una fase inversa de tapering y tipos más elevados, la adopción de la innovación debería mantener el ritmo. El crecimiento tecnológico tiene una naturaleza más exponencial que lineal. Por este motivo, pueden hallarse oportunidades de inversión en sectores muy diversos. En cuanto al futuro, nos atraen especialmente las innovaciones en sanidad, movilidad, energías renovables y educación, y también las muchísimas maneras en que la IA (Inteligencia Artificial), el aprendizaje automático y el 5G están transformando todos los sectores que tocan.
Si los grandes escollos de esta nueva era son la inflación y el gasto público, es de esperar que la respuesta perfecta tome la forma de más 5G, automatización, comunicación “máquina a máquina” y digitalización para aliviar los costes laborales y revitalizar las cadenas de suministro y la productividad en todos los sectores e industrias. En el sector sanitario, la medicina preventiva, las terapias de las ciencias de la vida y el diagnóstico son también buenos ejemplos de opciones para paliar la escalada de costes y reducir el gasto público a nivel global.
Aperture European Innovation Fund
El fondo Aperture European Innovation Fund apuesta por un proceso de análisis fundamental y de selección de valores “bottom up”, que permite identificar empresas que consideramos líderes en innovación a escala mundial y que se encaminan hacia un crecimiento duradero, con independencia de su sector. En la asignación contemplamos tanto empresas consolidadas con muchos años de recorrido como empresas emergentes. Nos enfocamos en Europa, donde prosperan clústeres de innovación que pasan desapercibidos. Tenemos, por ejemplo, la industria 4.0 en Alemania, las renovables en el sur y el norte del continente o las ciencias de la vida y la industria farmacéutica en Suiza. Nos parece que el Viejo Continente es un potencial caldo de cultivo en el que podemos hallar empresas innovadoras infravaloradas.
Los mercados están inmersos en un clima de preocupación marcado por la ciclicidad, la inflación y la subida de los tipos. En Europa, a todo ello se une el temor por la guerra y el suministro energético. Las grandes caídas son oportunidades excelentes para aprovechar las valoraciones más bajas; son siempre difíciles de atrapar, pero se abre una interesante ventana de oportunidades ante nosotros.