Espacio publicitario
Perspectivas de inversión: por qué 2023 podría ser un buen año para la deuda emergente
Perspectivas de mercado

Perspectivas de inversión: por qué 2023 podría ser un buen año para la deuda emergente

Tras un año especialmente difícil en la renta fija, Alejandro Arévalo y Reza Karim explican por qué existen motivos para abordar con optimismo las perspectivas de la deuda emergente.
Imagen del autor

9 ENE, 2023

Por Alejandro Arévalo de Jupiter AM

featured
Comparte
LinkedInLinkedIn
TwitterTwitter
MailMail

El año ha sido especialmente complejo para el conjunto de los activos de renta fija, incluida la deuda emergente. Las subidas de los tipos de interés de EE. UU., la guerra en Ucrania y la incertidumbre macroeconómica en China han contribuido a conformar un entorno de mercado particularmente agitado. Sin embargo, aunque reconocemos que sigue habiendo mucha incertidumbre en torno a estos obstáculos, creemos que existen muchos motivos para ser optimistas sobre las perspectivas de la deuda emergente de cara a 2023.

Rendimientos más elevados, sin un riesgo excesivo

A la vista de las ampliaciones generalizadas de los diferenciales en toda la deuda emergente, los rendimientos han experimentado un fuerte ascenso general. A la vista de los elevados rendimientos que ofrece actualmente esta clase de activos, los inversores pueden encontrar puntos de entrada atractivos, incluso cuando invierten en áreas más defensivas del universo emergente. Los países y negocios sólidos con un riesgo reducido de impago ofrecen grandes oportunidades para conseguir rentabilidades atractivas a lo largo del ciclo. En general, los fundamentales parecen fuertes y, de hecho, han mejorado durante los últimos años, aunque los diferenciales no lo reflejan, una situación que no resulta inusual en la deuda emergente.

Así pues, ¿qué factores positivos podrían dar impulso a esta clase de activos? Pensamos que podríamos ver dos impulsores clave el próximo año: un cambio de orientación de la Fed y un cambio de orientación de China. El mercado ha cambiado su enfoque de si veremos estos cambios de orientación a cuándo los veremos. Esperamos que los tipos de interés de EE. UU. sigan subiendo, aunque a un ritmo más bajo, durante un periodo más largo del que se preveía inicialmente.

No obstante, pensamos que esta posibilidad ya está descontada ampliamente y, por lo tanto, esperamos ver una menor volatilidad derivada del «componente de tipos» de la clase de activos de deuda emergente. Entretanto, en China hemos empezado a ver algunos progresos en materia de políticas monetarias y presupuestarias expansivas, aunque pensamos que es improbable que se produzca una reapertura sustancial antes de marzo de 2023, que es cuando los nuevos oficiales del gobierno toman el mando. 

Áreas que nos gustan: Latinoamérica y Oriente Medio

Aunque se ha prestado mucha atención a EE. UU. y a los últimos movimientos de la Fed, se han producido numerosos sucesos positivos en los mercados emergentes que no deberían pasarse por alto.

Concretamente, somos optimistas sobre las perspectivas de Latinoamérica. Dentro de la región, la inflación parece haber tocado techo y ya estamos viendo cómo algunos bancos centrales ponen fin a sus ciclos de endurecimiento. Brasil y México, por ejemplo, habían empezado a subir tipos allá por el primer semestre de 2021, mucho antes que EE. UU. Además, el crecimiento de la región está sorprendiendo gratamente: muchos países presentan balanzas comerciales sólidas y, después de varios años de incertidumbre, hemos llegado también al final del ciclo político, ya que los países más grandes han celebrado sus elecciones recientemente. Aunque los comicios se han saldado con algunos gobiernos de izquierda o menos favorables a los mercados, hasta ahora los daños en materia de aumento de gasto público han sido limitados.

Por otro lado, también nos gusta Oriente Medio. Es un claro beneficiario de la tendencia que hemos observado en los precios del petróleo y el gas durante los últimos dos años, que ha dado lugar a notables mejoras de los saldos presupuestarios en 2022, y creemos que estos efectos positivos probablemente beneficien a la región durante años. Aunque este hecho está descontado en su mayor parte en los bonos de las empresas energéticas, creemos que existen otras áreas del mercado que ofrecen valoraciones más atractivas y también podrían beneficiarse indirectamente, como el sector inmobiliario.

Estamos encontrando buenas oportunidades en África también, sobre todo en bonos que ya cotizan en niveles de dificultades, teniendo en cuenta lo abultado de las caídas de la deuda pública. Incluso si algunos de estos bonos terminaran incurriendo en un impago, pensamos que es difícil que las condiciones fueran peores de lo que ya está descontado. 

Las ventajas de los bonos corporativos

Aunque creemos que existen oportunidades atractivas en todo el espectro de la deuda emergente, tanto en la deuda corporativa como en la pública (en moneda fuerte y moneda nacional), actualmente estamos encontrando las oportunidades más atractivas en la renta fija privada. 

Aunque a menudo se observan concepciones erróneas sobre los riesgos asociados con la inversión en deuda corporativa emergente, pensamos que es interesante señalar que, si exceptuamos las situaciones concretas de Rusia, Ucrania y las promotoras inmobiliarias chinas, el resto del universo de bonos corporativos High Yield presenta, de hecho, una tasa de impago del 1,2%. 

Además, si nos fijamos en los últimos 20 años, la deuda corporativa emergente únicamente ha registrado tres años de rentabilidades negativas (y va a registrar otro en 2022).

Aunque actualmente ofrecen unas TIR a vencimiento en máximos históricos, los bonos corporativos de los mercados emergentes también suelen tener una duración mucho más baja que la deuda pública de estos países, lo que significa que, salvo en caso de impago, una parte importante del universo llega a vencimiento de forma continua y los inversores pueden materializar los rendimientos en un plazo relativamente corto. Además, invirtiendo en bonos corporativos, los inversores pueden posicionarse de una forma más matizada que cuando invierten en deuda pública, ya que en cualquier punto del ciclo pueden dar prioridad a sectores con vectores más potentes e intentar evitar los que creen que probablemente sufran dificultades.

No perder de vista los riesgos

Aunque somos optimistas sobre las perspectivas de la deuda emergente como clase de activos, nunca perdemos de vista los riesgos. Persiste un elevado grado de incertidumbre sobre la evolución de la invasión rusa de Ucrania y esperamos que se mantengan las tensiones entre EE. UU. y China. Sin embargo, creemos que un proceso de inversión dinámico y proactivo puede ayudarnos a mitigar los riesgos que se vayan planteando. 

A pesar de que los rendimientos han aumentado en toda la deuda emergente, también hay algunas áreas que demandan prudencia, como el sector inmobiliario chino. El objetivo oficial de crecimiento de China, establecido en el 5,5%, parece inalcanzable y las decisiones de las autoridades apenas han tenido efectos positivos en el sector inmobiliario hasta la fecha. Sin embargo, pensamos que podrían producirse mejoras en el sentimiento aquí.

También existen algunos riesgos relacionados con las refinanciaciones. Este año se han registrado los niveles más bajos de emisiones de deuda pública y corporativa en una década. En un plano más positivo, los mercado locales han aumentado mucho su profundidad y estamos empezando a ver que muchos emisores son capaces de refinanciarse en sus mercados locales en su propia moneda, evitando así un desajuste entre activos y pasivos. Sin embargo, en algún momento las empresas y los estados tendrán que acceder a los mercados internacionales para tener una base de financiación diversificada.

Aprovechar las oleadas de ventas indiscriminadas

Nadie puede saber con certeza cuándo ha tocado fondo el mercado y no vamos a intentar hacer este tipo de vaticinios. Una recesión más profunda de lo previsto en EE. UU. podría dañar el sentimiento y podría dar lugar, por ejemplo, a una caída acusada de los activos de riesgo. Sin embargo, invertir con un horizonte a más largo plazo permite que los fundamentales actúen. Gracias a una combinación de valoraciones bajas y fundamentales sólidos, junto con varios vectores potenciales, algunas áreas del mercado nos parecen especialmente atractivas en estos momentos.

En los mercados emergentes, no resulta inusual ver movimientos reflejos de los inversores, que a veces venden primero y preguntan después. Sin embargo, es importante señalar que nuestro universo de inversión abarca 60 países, tanto en deuda Investment Grade como High Yield. Estos países podrían encontrarse en diferentes puntos del ciclo y no se verían afectados de igual forma por los mismos sucesos. Mediante la diferenciación, podemos aprovechar este tipo de ventas indiscriminadas para acceder a oportunidades de inversión atractivas con fundamentales sólidos.

Riesgos

El fondo invierte en áreas geográficas en vías de desarrollo y existe un mayor riesgo de volatilidad debido a cambios políticos y económicos; las comisiones y gastos suelen ser más altos que en los mercados occidentales. Estos mercados suelen ser menos líquidos y cuentan con sistemas de negociación y liquidación que generalmente son menos fiables que en los mercados desarrollados, lo que puede traducirse en grandes oscilaciones de los precios o pérdidas de inversión. Los bonos con calificaciones más bajas o aquellos que no han sido evaluados por agencias de calificación, incluidos los bonos High Yield y los bonos en mora, pueden ofrecer rentas más altas, pero el riesgo de que no se abonen los intereses y no se devuelva su valor nominal es mayor, sobre todo en periodos de cambios en los mercados.

Para más información, visite jupiteram.com

Espacio publicitario

Artículos relacionados