Con el 2022 ya empezado, cerramos un 2021 marcado por la inflación y la aparición de nuevas variantes. LATAM afronta un año más complicado, en un entorno protagonizado por una elevada inflación, subidas de tipos de interés y desaceleración económica.

AXA IM, Groupama AM, Richard Bernstein Advisors nos dan su punto de vista y nos cuentan qué esperan para este nuevo año.
Luis López Vivas, economista de mercados emergentes en AXA IM

Según las previsiones, Latinoamérica será la principal región emisora de deuda dentro de los mercados emergentes (ME), aunque el volumen será menor que en 2021, cuando la emisión total alcanzó unos 57.000 millones de dólares. De hecho, se espera que la emisión de deuda disminuya en todas las regiones de los mercados emergentes, pero esta reducción serámenor en América Latina que en otras regiones.
Mientras que los países exportadores de petróleo de Oriente Próximo se están beneficiando actualmente de la subida de los precios del crudo y no tendrán que recurrir tanto a los mercados de deuda en 2022, los países latinoamericanos que proporcionaron grandes estímulos fiscales relacionados con la pandemia están encontrando dificultades políticas para recortarlos a pesar del repunte económico. En este contexto, América Latina no puede recortar su emisión de deuda con la misma intensidad que otras regiones emergentes.
El riesgo de esto es que, a diferencia de los últimos años, los tipos de interés en la región son mucho más altos, lo que eleva los costes del endeudamiento soberano. Asimismo, la Fed ha adoptado una postura más agresiva y se esperan varias subidas este año. Esto obligaría a los bancos centrales de América Latina a subir aún más los tipos para evitar una eventual retirada de capitales.
En este sentido, el encarecimiento de la deuda podría provocar una cadena de efectos negativos en países con una situación fiscal frágil como Brasil y Colombia. El aumento de los rendimientos podría lastrar el crecimiento económico y obligar a los Gobiernos a aplicar una política fiscal más estricta en un futuro próximo. Una política fiscal más austera podría ser contraproducente, no sólo por el impacto negativo en el crecimiento, sino por el potencial desencadenamiento de graves disturbios sociales.
Por otro lado, se espera que la región reduzca su gasto público este año a medida que la economía continúe reabriéndose. Según el FMI, el gasto público sólo disminuirá un punto porcentual este año en la región. Sin embargo, la región tendrá que recortar el gasto en los próximos años para garantizar su sostenibilidad fiscal y su credibilidad. Hoy en día, América Latina se enfrenta a un período prolongado de bajo crecimiento y, por tanto, no podrá seguir gastando por encima de sus posibilidades.
En este sentido, los principales países latinoamericanos, como Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, subieron los tipos de interés en 2021 para frenar la inflación, que superó los objetivos de los bancos centrales. Por ejemplo, la inflación en Chile alcanzó el 7,2% interanual el año pasado, por encima del objetivo de su banco central del 3%. Adicionalmente, el banco central chileno tuvo que subir los tipos para mitigar la venta de bonos provocada por una política fiscal muy expansiva.
En definitiva, a pesar de que las brechas de producción siguen siendo negativas, el ciclo de subidas aún en curso es necesario para preservar la credibilidad de los bancos centrales y evitar un mayor desanclaje de las expectativas de inflación.
Christophe Morel, economista Jefe de Groupama AM

El año 2022 será seguramente más complicado, menos “lineal” en los mercados financieros. En particular, los mercados de renta variable deben “digerir” las subidas de los tipos de interés. Pero todo esto es “absorbible”. Y es bastante sano: el crecimiento, la inflación son “parte de la solución” en un mundo de alto endeudamiento, y los bancos centrales que comienzan, con normalidad, a recuperar el “avance” que dieron.
Sobre el crecimiento: es sólido en las economías desarrolladas porque lo impulsan tanto los hogares como las empresas. Este crecimiento se basa en 3 pilares:
- La reconstitución de las existencias-
- La “reserva de ahorro” acumulada por los hogares durante la crisis, que servirá de apoyo al consumo.
- La inversión privada y pública (la crisis ha puesto de manifiesto las considerables necesidades de inversión en materia de transición medioambiental, educación, infraestructuras y sanidad).
En los países emergentes, la recuperación será más heterogénea. En particular, América Latina es la zona más frágil, penalizada por la situación sanitaria y el endurecimiento monetario impuesto por la inflación.
Sobre la inflación: no es transitoria.
- Factores a corto plazo (aumento de los precios de las materias primas), ii) factores a medio plazo (recuperación cíclica)
- Factores estructurales (por ejemplo, la transición medioambiental, que es inflacionista por definición).
Sobre los bancos centrales: hay que tener en cuenta el cambio de régimen monetario con el endurecimiento. Por ejemplo, anticipamos que la Fed subirá su tipo de interés de referencia al menos 100 puntos básicos, y al menos 100 puntos básicos el próximo año. Además, esperamos que la Fed “desinfle” su balance ya este verano, es decir, que empiece a desinvertir en los mercados de bonos.
En relación con este escenario central, hemos identificado 3 factores de riesgo principales, a saber, las incertidumbres geopolíticas, la escasez que puede acentuar la inflación y la normalización monetaria
En primer lugar, el riesgo geopolítico es, como siempre, el que menos perciben los mercados. Parece que los mercados todavía no han integrado totalmente que las tensiones diplomáticas entre Estados Unidos, China, Rusia y Europa son duraderas. En tanto que el riesgo geopolítico no provoque un aumento de los precios de las materias primas (especialmente del petróleo y el gas), no pone en cuestión nuestro escenario de crecimiento.

El segundo riesgo se refiere a la escasez de materias primas y de mano de obra. Creo que seguimos subestimando el choque de la demanda y, por tanto, la presión al alza de los costes de producción. Así que el ritmo de la inflación en los próximos dos años podría ser mucho más alto de lo que los mercados esperan.
Por último, el tercer riesgo está relacionado con la “normalización monetaria“. Hasta ahora, los bancos centrales han gestionado bien su comunicación sobre el cambio de estrategia monetaria. Pero los mercados aún tendrán que “absorber” las subidas de los tipos de interés. Es muy importante que los bancos centrales sigan siendo pragmáticos y reactivos, sin correr riesgos para el crecimiento o la estabilidad financiera.
Matt Poterba, senior analyst de Richard Bernstein Advisors

En un mundo en el que muchos mercados de renta variable están increíblemente caros, los rendimientos de los bonos ofrecen poco potencial de ingresos, las materias primas están en su punto más alto de los últimos 7 años y los precios de la vivienda en EE.UU. se han duplicado en la última década, es difícil encontrar activos baratos. Sin embargo, la renta variable de los mercados emergentes destaca por ser relativamente barata. En conjunto, el grupo cotiza en línea con su valoración media de la última década, pero esto representa un descuento históricamente amplio con respecto a sus homólogos de los mercados desarrollados. Y la renta variable latinoamericana destaca por ser especialmente barata, ya que muchos países cotizan con un PER de un solo dígito en medio de un sentimiento inversor muy negativo.
Dado que las valoraciones tienden a revertirse a largo plazo, las acciones latinoamericanas pueden ser una posición atractiva durante la próxima década. Sin embargo, las valoraciones son un mal indicador de tiempo en periodos de tiempo más cortos, y los inversores que simplemente persiguen inversiones baratas a menudo descubren que esas inversiones son baratas por una buena razón, y con frecuencia se abaratan antes de encontrar un fondo. Nuestra investigación identifica el crecimiento de los beneficios y los ciclos de liquidez como dos de los factores más importantes que separan las oportunidades de estas trampas de valor. Las acciones que cotizan a valoraciones bajas en un entorno de aceleración del crecimiento de los beneficios y de relajación de la disponibilidad de crédito presentan una enorme oportunidad de obtener rendimientos superiores. Sin embargo, este no parece ser el caso de la renta variable latinoamericana.
El crecimiento de los beneficios de las empresas latinoamericanas fue increíblemente fuerte en 2021, pero vemos una desaceleración de los beneficios en 2022 a medida que las comparaciones se vuelven más difíciles y la liquidez más restringida. Se espera que el crecimiento de los beneficios a nivel mundial se reduzca a un solo dígito este año, y las estimaciones de consenso sobre el crecimiento de los beneficios por acción en Latinoamérica en 2022 se encuentran ahora entre las peores a nivel mundial. El gran peso de las empresas procíclicas en América Latina se traduce en un mayor apalancamiento del crecimiento, lo que esperamos que vaya en contra de la renta variable latinoamericana en los próximos trimestres, lamentablemente.
Los vientos en contra derivados de la ralentización del crecimiento de los beneficios se ven agravados por el endurecimiento de la liquidez, a medida que la Reserva Federal de EE.UU. comienza a normalizar su política y que los bancos centrales latinoamericanos han subido y siguen subiendo los tipos para combatir una inflación persistentemente elevada. Aunque se espera un mayor endurecimiento en toda Latinoamérica en los próximos dos trimestres, prevemos que la inflación comenzará a moderarse a medida que avancemos hasta 2022. Esto puede aliviar la presión de los bancos centrales y abrir la puerta a una política monetaria menos restrictiva más adelante en el año.
Dado que los mercados emergentes han liderado la actual desaceleración de los beneficios, es muy posible que sean los primeros en repuntar. Además, con la adopción de medidas por parte de China para relajar su política, podríamos ver un momento a finales de este año en el que los fundamentos de los beneficios de los mercados emergentes mejoren y la liquidez sea menos restrictiva. Cuando se combina con valoraciones baratas, esto podría sentar las bases para una atractiva oportunidad de inversión.