Cuesta recordar la calma que ha reinado en los mercados de renta variable durante la última década. Pero desde una perspectiva histórica, ese período parece una anomalía. Si la volatilidad se vuelve más común en el futuro, las estrategias destinadas a reducir el riesgo bajista deberían convertirse en parte integral de las asignaciones de renta variable.
Los inversores todavía están perplejos por la magnitud de la caída de este año. Hasta cierto punto, el dolor se ha visto magnificado por la relativa calma experimentada durante la pasada década. Incluso teniendo en cuenta el fuerte pero breve desplome generado por el COVID a principios de 2020, la renta variable global ha sido menos volátil en la última década que en los 26 años anteriores. Nuestra investigación muestra que el MSCI World Index bajó solo el 19% del tiempo en los últimos años, frente al 27% del tiempo en el período comprendido entre 1986 y 2012 (ver gráfico de abajo).

Las ganancias moderadas fueron prácticamente un reflejo de ello. Alrededor del 27% del tiempo, la renta variable subió hasta un 10% en la última década, una racha históricamente fuerte. Se vieron fuertes subidas—con ganancias por encima del 10%—con una frecuencia similar durante la última década y en el largo plazo.
Nadie sabe lo que depara el futuro. Pero dada la grave tensión macroeconómica y geopolítica, así como el menor apoyo por parte de los bancos centrales, no hace falta mucha imaginación para prever más volatilidad en los próximos 10 años que en el pasado reciente, en línea con las tendencias más a largo plazo.
Cómo prepararse para crisis más frecuentes
La volatilidad no debería ahuyentar a los inversores de la renta variable. En su lugar, lleve a cabo una asignación estratégica que amortigüe el riesgo bajista. Creemos que las acciones de gran calidad con patrones de negociación estables y precios atractivos pueden ayudar a los inversores a captar potencial de renta variable mientras navegan por unas condiciones de mercado turbulentas. Un enfoque activo centrado en la calidad, la estabilidad y el precio (QSP) es especialmente importante cuando los inversores están huyendo hacia zonas más seguras del mercado y haciendo subir los precios de las acciones defensivas.
Nuestro universo QSP de renta variable global registró rentabilidades medias del 2,0% en mercados bajistas a lo largo de la última década, cuando el MSCI World cayó de media un 5,6% (ver gráfico de abajo). En entornos de mercados ligeramente al alza, las acciones QSP subieron un 10,5%, más del doble que el mercado en general.

No se obsesione con rentabilidades relativas
¿Cuál es la trampa? Cuando los mercados subieron un 10% o más, las acciones QSP obtuvieron un rendimiento inferior en 1,5 puntos porcentuales. Por lo tanto, los inversores deben sentirse cómodos con sacrificar parte del rendimiento en mercados muy fuertes—menor captura alcista. La buena noticia es que una estrategia que pierde menos que el mercado en las crisis puede batir al mercado con el tiempo incluso si no captura todas las subidas del mercado.
Adoptar este tipo de estrategia requiere un cambio de mentalidad que no se obsesione con las rentabilidades relativas de cada trimestre. Saber que las acciones defensivas en una cartera están bien posicionadas ante fuertes caídas puede ayudar a los inversores a permanecer invertidos en renta variable para captar un potencial de rentabilidad vital para alcanzar sus objetivos financieros a largo plazo.