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Economía circular, vector de transformación por el clima
Inversión ESG

Economía circular, vector de transformación por el clima

La ausencia de una taxonomía bien definida y de indicadores clave de rendimiento podrían suponer un gran desafío para la transición de la industria
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24 FEB, 2023

Por Corrado Gaudenzi

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El patrón actual de producción y consumo podría poner en jaque a las generaciones venideras. Sin lugar a dudas, si mantenemos el ritmo actual de extracción de materiales no renovables nos arriesgamos a producir un agotamiento masivo de los recursos naturales en las próximas décadas. En este contexto, los reguladores públicos y las organizaciones privadas reconocen la inviabilidad del modelo económico actual. Todos ellos coinciden en que la manera de revertir este patrón y desvincular el desarrollo económico de la degradación de los recursos y del medio ambiente, solo es posible a través de la transición de una economía lineal a una economía circular (EC). 

A día de hoy, todos los procesos de fabricación de bienes y servicios implican un coste ambiental significativo. Con el objetivo de minimizarlo, surge este nuevo modelo económico que promueve la optimización de los materiales y residuos alargando su vida útil, en definitiva, un sistema que aprovecha los recursos ya existentes y da una nueva vida a los residuos que generamos. Desde la industria de gestión de activos consideremos, además, que tenemos el deber fiduciario de desempeñar un doble papel en esta transición. Por un lado, como inversores activos, tenemos el cometido de empujar a las empresas para que adopten este modelo. Por otro, debemos integrar las consecuencias financieras estimadas del cambio que supondría en el propio proceso de inversión. 

No obstante, la ausencia de una taxonomía bien definida y de indicadores clave de rendimiento podrían suponer un gran desafío para la transición de la industria. Aunque las compañías y los reguladores financieros han realizado grandes avances hacia la creación de un lenguaje común en el campo de la sostenibilidad, este lenguaje aún no está adaptado correctamente para medir la economía circular desde la perspectiva de un inversor.

Entonces, ¿de qué manera es posible contribuir en este diálogo? A través de un marco, desarrollado y aplicado inhouse, con un enfoque modular y adaptable que evalúa el grado de circularidad de las empresas a través de tres dimensiones: el proceso de producción, el modelo de negocio y la calidad de las iniciativas adoptadas. En este sentido, conviene destacar que nuestro análisis revela que las compañías se centran actualmente en la transformación del proceso de producción, aunque están empezando a surgir nuevos modelos de negocio. Asimismo, y en paralelo, en una escala de 0 a 10, el grado de circularidad de las grandes empresas públicas es solo de 0,6, lo que indica un margen considerable de mejoras. 

Invertir en las empresas líderes más orientadas en este camino de transformación supone una ventaja competitiva para las compañías sobre sus homólogas, debido a la capacidad que tienen de anticipación a las tendencias del mercado. A medio y largo plazo, se espera que sean las firman que lideran la economía circular quienes obtengan unos beneficios y flujos de caja más estables, así como mayores niveles de fidelización de sus clientes.

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