Estamos en un entorno VUCA

La pandemia de la covid -19, ha recuperado este concepto, VUCA, que es un acrónimo en inglés que significa volatilidad (volatility), incertidumbre (uncertainty), complejidad (complexity) y ambigüedad (ambiguity).  

No es un concepto que sea nuevo, pues tiene un origen militar en los años 90 del pasado siglo, siendo utilizado por el ejército norteamericano para describir la situación posterior a la guerra fría.

Lo podríamos definir en pocas palabras como un entorno cambiante y difícil que nos exige una constante adaptación. 

Desde la irrupción de la covid, sus implicaciones todavía muy presentes en países claves como China, con la repercusión que su política de virus-cero tiene en las cadenas de suministros de productos fundamentales, unido por supuesto a la guerra en Ucrania y su impacto en los precios de la energía, que están generando una elevada presión inflacionista, evidencian claramente que vivimos en un entorno VUCA.

Este concepto se ha trasladado al mundo empresarial y, como no podía ser de otra forma, a las inversiones financieras, sobre las que se aplica desde una triple perspectiva. 

En primer lugar, desde la propia orientación de la gestión, la cual tiene que ser más ágil y dinámica con una más rápida adaptación a la cambiante realidad que nos sucede. Los negocios se verán impactados por cambios en los mercados y en los productos, una cada vez mayor digitalización, nuevos requisitos legales o cambiantes mercados financieros.

En definitiva, estamos hablando de riesgos y la aparición de 'cisnes negros', como es el caso de los que nos han sucedido en 2020 y este año 2022, que cambian por completo nuestra realidad. La experiencia y la capacidad demostrada, así como la lectura que ejercicio tras ejercicio hacemos de la situación económica global, son nuestros mejores avales a la hora de gestionar.

La imagen que acompaño a continuación representa las ondas formuladas en 1925 por el economista soviético Nikolai D. Kondrátiev en su libro The Major Economic Cycles, prolongadas en siguientes ondas, que se ajustan plenamente con las más actuales tendencias de inversión, (Ecoeficiencia sostenible, Bioingeniería, Nanotecnología verde o Inteligencia Artificial).

En segundo lugar, como gestores, este entorno nos exige una formación perseverante y una actualización de información constante para poder dar el mejor asesoramiento a nuestros clientes, con una adaptación normativa también muy exigente.

Y en tercer lugar, este entorno VUCA también impone exigencias a los propios clientes, los cuales tienen que ser conscientes de la primera de las palabras que componen el acrónimo 'Volatilidad', algo intrínseco a los mercados financieros y en general a todos los mercados. La diferencia está en la inmediatez de la información que los mercados financieros ofrecen.  

Los ciclos van a ser más cortos y cambiantes y la clave para el inversor estará, como siempre, en la capacidad de aguantar y no dejarse llevar por las emociones, evitando los sesgos y comportamientos irracionales, puesto que con la adecuada diversificación y la magia que el interés compuesto produce en las inversiones, obtendremos el merecido retorno con el adecuado horizonte temporal.   

En este entorno VUCA, se reafirma la famosa frase de  Peter Lynch “el destino de un inversor lo marcará más su estómago que su cerebro”.