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Invertir en capital humano, clave para el crecimiento
Inversión ESG

Invertir en capital humano, clave para el crecimiento

Un elevado capital humano requiere un marco ambiental sostenible.
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19 FEB, 2024

Por Pictet Asset Management

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Autores: Sabrina Jacobs, especialista, y Robert Simpson, director de soluciones de renta fija emergente, Pictet AM

Los inversores dedican grandes esfuerzos al capital: su coste, acumulación y reemplazo. Últimamente también al capital natural. Sin embargo, hay otro factor importante para una economía y, por extensión, la inversión: el capital humano, es decir, la calidad y esperanza de vida, la educación y la igualdad. 

Es una oportunidad ignorada, a pesar de que, gran cantidad de investigaciones indican exceso de rentabilidad respecto a riesgo asumido en la identificación de países con mayor margen de aumento de nivel de capital humano, importante motor de crecimiento. Es el caso de Singapur, Taiwán y Corea del Sur, con pocos recursos naturales, que desde humildes comienzos han saltado al escalón más alto de las economías globales los últimos 50 años. Gran parte se debe a sus enormes aumentos en niveles de capital humano. Por el contrario, hay economías pobres de una riqueza natural considerable pero malas puntuaciones en capital humano.

Incluso nuestro análisis muestra un vínculo significativo de las puntuaciones PISA, el Programa para la Evaluación Internacional que mide la capacidad de los alumnos de 15 años en lectura, matemáticas y ciencias de la Producción Total de los Factores (PTF, que crece proporcionalmente más con la cantidad de cada factor). Basta con observar el impacto de la pandemia. El Banco Mundial estima que los estudiantes pueden perder hasta 10% de sus ingresos anuales futuros por la falta de aprendizaje relacionado con COVID, equivalente a 17% del PIB mundial actual.

Por su parte Bakker et al. (The Lack of Convergence of Latin-America Compared with CESEE: Is LowInvestment to Blame?, Junio 2020) mostraron que un alto nivel de capital humano y una sólida gobernanza fomentan una alta productividad PTF. Una menor PTF se asocia a países de menor esperanza de vida femenina al nacer, donde la infancia sufre retraso de crecimiento, tasas más altas de subnutrición y menor proporción de población que vive hasta 65 años. Sin embargo, el nivel de capital humano aumenta con la esperanza de vida al nacer, la reducción de la desnutrición y la supervivencia. A partir de ahí, es cuestión de mejorar la alfabetización, matriculación en las escuelas y cantidad de estudiantes con estudios secundarios y terciarios. Ello reduce el desempleo y mejora la participación en la economía.

Ahora bien, un alto nivel de capital humano debe producirse en un marco ambientalmente sostenible. Al fin y al cabo, un desarrollo insostenible es en última instancia contraproducente, pues perjudica a las generaciones futuras. El caso es que, históricamente, el desarrollo económico ha sido en gran medida posible mediante un desarrollo industrial de alto coste en recursos, primero carbón y luego petróleo. De hecho, los países más avanzados han alcanzado altos niveles de desarrollo a costa de traspasar varios límites planetarios.

Los emergentes pueden desarrollar capital humano sin excesiva presión de recursos naturales

Actualmente las economías emergentes pueden desarrollar su capital humano sin excesiva presión sobre sus recursos naturales. La simple mejora de la calidad del agua y saneamiento tiene efectos muy beneficiosos, sobre todo en reducción de mortalidad infantil y enfermedades. Medidas tan sencillas y baratas como dar a los niños pastillas antiparasitarias mejoran su nivel educativo. Además, la educación, sobre todo femenina, aumenta la productividad; al igual que el fomento de la incorporación de las mujeres a la fuerza laboral. 

A ello se añade que la digitalización y tecnologías modernas facilitan una producción mucho menos intensiva en recursos. Es el caso de la telefonía móvil, que permite a países menos desarrollados evitar grandes gastos de infraestructuras. En todo caso, aprovechar estas tecnologías requiere habilidades, por lo que es esencial desarrollar su capital humano.

Por otra parte, las intervenciones a gran escala en salud y educación dependen de las políticas y gasto públicos. Es necesario un Estado estable comprometido con el bienestar de la población. Aun así, la acción de Gobierno requiere ser completada por el sector empresarial en desarrollo de infraestructuras, inclusión financiera y digital y desarrollo de las habilidades de las personas.

Progreso en la reducción de brechas de capital humano

Con todo, es posible centrar inversiones en países que más progresan en la reducción de sus brechas de capital humano relacionadas con la salud, educación, habilidades e incentivos para aplicar el capital humano acumulado, frente a los que no han avanzado o no se han adherido al principio de no causar un daño significativo al medio ambiente.

Efectivamente, es posible evaluar los correspondientes indicadores de mejora, teniendo en cuenta que algunas intervenciones son relativamente rápidas y otras tardan años. El análisis de políticas ayuda a determinar si es probable que se subsanen los déficits de desarrollo, la intención de alinearse con objetivos de sostenibilidad de Naciones Unidas y el grado de implantación. Angola es un ejemplo. Dispone de vastas reservas de riqueza natural e importantes brechas de desarrollo, pero enorme potencial. Tiene una de las mayores tasas de fertilidad del mundo, con casi la mitad de su población menor de 15 años. Además, su Gobierno reconoce la necesidad de diversificar su economía del petróleo.  Para cumplir los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU debe aumentar el gasto en educación hasta 8,3 % del PIB, en salud al 5,7 % y en agua y saneamiento al 2,1%. Con ello aprovechará su “dividendo demográfico” y tendrá mayor resiliencia climática, con oportunidades sobre todo en energía “verde”.

Además, las empresas que desarrollan el capital humano pueden reforzar la salud económica de sus países, lo que a su vez creará más oportunidades de negocio. Así que conviene identificar los sectores empresariales pertinentes: finanzas, telecomunicaciones, infraestructuras, servicios públicos, atención médica o educación, teniendo en cuenta en todo ello la accesibilidad, asequibilidad y calidad de los bienes y servicios correspondientes. Es el caso de la inclusión financiera. El primer paso es considerar la proporción de población con acceso a cuentas bancarias e identificar las instituciones financieras con un mercado objetivo diverso que disponen de soluciones tecnológicas y proporcionan acceso a las ubicaciones geográficas remotas o desatendidas.

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