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Por qué es un buen momento para invertir en bonos de mercados emergentes
Inversión en Emergentes

Por qué es un buen momento para invertir en bonos de mercados emergentes

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Philip Shucksmith, gestor de carteras del BNY Real Return Fund

Antes de invertir en un mercado evaluamos tres aspectos clave: los factores de impulso estructurales, los motores cíclicos y las valoraciones. Teniendo en cuenta estos tres elementos, podemos afirmar que nos encontramos en un momento interesante para los activos de mercados emergentes.

Los factores estructurales que impulsan a algunas de las principales economías emergentes son relativamente conocidos. Sus favorables perfiles demográficos ofrecen un sólido potencial de crecimiento de la fuerza laboral que, a su vez, respalda el crecimiento potencial del consumo interno. La India, en concreto, se encuentra en una fase de desarrollo que marcará un punto de inflexión en la construcción de infraestructuras similar al que vivió China hace 30 años, mientras que la inversión mundial para mitigar y adaptarse al cambio climático está intensificando la demanda de materias primas, para beneficio de países como Indonesia, Perú y Brasil, que cuentan con importantes reservas de minerales necesarios para la transición energética.

Sin embargo, los inversores deben prestarle la misma o incluso más atención a los factores cíclicos, que podrían debilitar durante largos periodos de tiempo la tesis de inversión a favor del potencial estructural de los mercados emergentes. Durante la última década, caracterizada por unos tipos de interés cercanos a cero, la atención del mercado se centró en un escaso número de valores tecnológicos y en la ingeniería financiera, en vez de en el gasto de capital real. Esta situación coincidió, además, con un periodo de fortaleza del dólar estadounidense que alcanzó un punto crítico en 2022 y que ejerció mucha presión sobre el sistema del USD offshore. Ahora vemos indicios de que los factores cíclicos se han vuelto más favorables para determinados mercados emergentes. Podría argumentarse que países como México, Brasil, Indonesia o la India gestionaron la pandemia de covid mejor que muchas economías occidentales, en el sentido de que generaron menos desequilibrios inflacionarios y realizaron menos intervenciones fiscales, lo que se tradujo en menos deuda para sus respectivos gobiernos. Esto les permitió elevar sus tipos de interés antes para combatir la inflación. Actualmente, los bancos centrales de países como México tienen margen para rebajar sus tipos de interés y estimular la economía en un momento en el que la mayoría de los bancos centrales de mercados desarrollados siguen luchando contra la inflación. Además, prevemos que el periodo de fortaleza extrema del dólar empiece a revertirse.

Aunque, por sí mismas, las valoraciones no garantizan robustas rentabilidades, opinamos que muchos activos de mercados emergentes presentan unas valoraciones relativamente poco exigentes tanto en términos absolutos como, por supuesto, en comparación con gran parte de los activos de mercados desarrollados, tras varios años de devaluaciones y mal comportamiento relativo.

Ahora mismo estamos expresando nuestra visión positiva sobre los activos de mercados emergentes de cuatro formas: exposición directa en renta variable, exposición indirecta en renta variable, deuda de gobiernos locales y divisas. Nos gusta el sector financiero emergente como vía para ganar exposición al desarrollo interno de estos mercados. HDFC Bank, por ejemplo, proporciona acceso a la rápida expansión económica de la India, pero cotiza a una valoración razonable. Para la exposición indirecta, nos decantamos por empresas occidentales de consumo básico como Unilever, que genera más del 50% de sus ingresos en los mercados emergentes. En cuanto a la renta fija gubernamental, hay varios países de mercados emergentes que ahora dependen menos de la financiación en dólares porque han desarrollado unos mercados de deuda gubernamental en divisa local relativamente profundos y líquidos. México, Brasil e Indonesia son tres ejemplos de mercados de renta fija en los que invertimos actualmente y donde prevemos que los tipos de interés y los rendimientos de los bonos se reduzcan antes que en muchos mercados desarrollados. Por último, en divisas, nos gustan el peso mexicano y el real brasileño frente al dólar estadounidense.

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