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El reinado de la renta fija no finalizará en 2024, pero llega el momento de diversificar
Perspectivas de mercado

El reinado de la renta fija no finalizará en 2024, pero llega el momento de diversificar

Tras las fuertes entradas en deuda pública registradas en 2023, los inversores deberían enfrentar el nuevo año aumentando la diversificación de sus carteras.
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3 ENE, 2024

Por Ibercaja Gestión

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Beatriz Catalán, directora de inversiones de Ibercaja Gestión

Tras echar el cierre a 2023, estamos en condiciones de decir que será un año difícilmente repetible. Y no solo porque el pasado año el salto de ahorrador a inversor se ha hecho realidad (con un elevado volumen de aportaciones a productos de inversión) sino porque, además, en términos de rentabilidad los inversores han podido tomarse las uvas con una sonrisa de satisfacción.

De cara a 2024, el reto radica en que puede volver a producirse un escenario tan propicio para la inversión segura y rentable como en 2023, cuando la renta fija nos ha dado tantas alegrías.

A priori, en 2024 la renta fija volverá a ser protagonista aun cuando los bancos centrales levantar el pie del acelerador y veamos recortes en los tipos de interés. Sin embargo, con el rally de noviembre y diciembre, gran parte de este escenario está ya puesto en precio. Lo lógico sería, por tanto, alargar duraciones en 2024, aunque habrá que esperar a un momento de mayor incertidumbre en el mercado.

Dentro del universo de la renta fija, preferimos los activos de mayor calidad frente a los de alto rendimiento; sobre todo también, tras el buen comportamiento de estos últimos. No obstante, nuestra recomendación para clientes es empezar a introducir mayor diversificación en sus carteras de renta fija tanto por clases de activos como por vencimientos, conforme vayan surgiendo oportunidades. El objetivo es asegurar estos niveles de rentabilidad para una buena parte de la cartera para los próximos años.

Más allá del universo de este tipo de activos, siempre es recomendable aumentar la diversificación de nuestras carteras. Es cierto que la renta variable tiene en su contra la valoración relativa y unas previsiones demasiado optimistas sobre los beneficios de los próximos años. De hecho, dado el escenario macroeconómico que se contempla para el año próximo, un aumento de los beneficios empresariales del 10% se antoja complicado. Además, el rally de fin de año ha hecho desaparecer la oportunidad que por valoración parecía vislumbrase a finales de octubre en algunos mercados.

En este sentido, comenzaríamos 2024 con una visión cauta, con preferencia hacia sectores defensivos, y con coberturas para aprovechar los niveles actuales tanto de los índices como de la volatilidad implícita en los mercados de derivados. A lo largo del año, sin embargo, esperamos identificar oportunidades de compra, ya que descartamos un comportamiento extremadamente bajista; simplemente, la alternativa tiene un perfil de rentabilidad-riesgo suficientemente atractivo. Por zonas geográficas, a nivel de índice preferimos Europa frente a EEUU por valoración, pero se pueden encontrar oportunidades defensivas en ambos mercados. Respecto al sector tecnológico y medios, si bien su peso es determinante en la bolsa americana, seríamos más conservadores tras este espectacular 2023.

En resumen, tras las fuertes entradas en deuda pública registradas en 2023, los inversores deberían enfrentar 2024 aumentando la diversificación de sus carteras. O bien dentro de la renta fija, ampliando el abanico de activos y alargando los vencimientos; o bien, impulsando las aportaciones a carteras perfiladas que en el medio plazo siempre han obtenido un rendimiento superior y que gozan de unas perspectivas muy optimistas para los próximos años. De esta forma, la asignación a renta fija proporcionará ese soporte a las rentabilidades tan necesario para que muchos clientes duerman tranquilos y puedan invertir también en renta variable.

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