18 AGO, 2021
Por Leticia Rial de RankiaPro
Os presentamos a Fernando von Fischer, asesor financiero en Caser Asesores Financieros. Con más de diez años de experiencia en el sector, se incorporó a la agencia de valores en diciembre de 2019. Fernando ha desarrollado su actividad profesional en al ámbito de consultoría de riesgos financieros (KPMG) y en la agencia de valores Greenside. Licenciado en Administración y Dirección de Empresas (ADE) por la Universidad Autónoma de Madrid, tiene un Master de Gestión de Carteras por el Instituto de Estudios Bursátiles y las certificaciones de EFA y ESG emitidas por EFPA. Estudió en el Colegio Alemán de Madrid y es bilingüe en alemán y español. También habla inglés, francés y portugués.
Dedicarme al asesoramiento financiero ha sido un camino a lo largo de mi etapa profesional. Ya lo decía el gran Machado: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. La formación financiera la obtuve en la Universidad Autónoma de Madrid, la gestión profesional de carteras en el Instituto de Estudios Bursátiles y la especialización en el asesoramiento financiero en la preparación de la certificación EFA.
Por otro lado, el minucioso conocimiento de la industria financiera y de inversiones, así como el trato con clientes, la conocí de primera mano en mi etapa como consultor en KPMG y, posteriormente, en la Agencia de Valores Greenside.
De no ser asesor financiero, y echando un poco de imaginación, me hubiera gustado trabajar en el mundo de la música, probablemente hubiera sido director de orquesta.
Desde niño, siempre me ha apasionado el ajedrez. Guardo muy buenos recuerdos con mi padre, él fue quien me enseñó a jugar en el parque de al lado casa. ¡Incluso guardo el tablero magnético!
A mi madre le agradezco haberme enseñado a disfrutar y entender la música clásica. Otras aficiones a las que procuro dedicar tiempo siempre que puedo son el arte, el cine y la literatura. Y copiar alguna receta de cocinar de mi hermano… ¡sólo que a él le salen mejor!
En los meses de verano, marcados tradicionalmente por un menor volumen de contratación, es preferible apostar por la cautela. Este objetivo se puede lograr combinando alguna de las siguientes estrategias, en función del perfil de riesgo de cada cliente:
Pensando en el segundo semestre del año, conviene recordar que las bolsas acumulan avances de doble dígito, tanto las europeas como las americanas. En este último caso, sería previsible −incluso hasta deseable− un alto en el camino para subir con nuevos catalizadores.
En términos de asignación de activos, orientaría la cartera para aprovechar un nuevo tirón de los sectores “value” frente a los valores “growth”. ¡Pero esto no significa despreciar ni mucho menos los valores tecnológicos! Implementaría la idea asignando, proporcionalmente, un peso mayor a los primeros. Por ejemplo, una ratio de 60:40. Fundamento esta tesis de inversión desde un punto de vista técnico pero, sobre todo, pensando en la macro: los valores cíclicos se benefician de las expectativas de repunte de inflación y de la reapertura económica. Destacaría, por ejemplo, sectores como la industria, la energía o el sector bancario en EE.UU.
De cara a confirmar o refutar esta tesis, estaría muy atento a la reunión de banqueros centrales de Jackson Hole a finales de agosto. No me extrañaría que el comunicado final reafirmara el mensaje de mayor “tolerancia” en cuanto a datos observados de inflación, sobre todo pensando en que ésta también ayudaría a “digerir” la enorme cantidad de deuda que pulula en sus balances.
Hay que construir las carteras como los edificios: por los cimientos. Un fondo que considero “pilar” para el diseño de propuestas de asesoramiento es el Pictet Multi - Asset Global Opportunities. Este fondo mixto flexible reúne tres características que para mí son clave: i) consistencia en rentabilidades, ii) control de riesgo y iii) solidez del equipo gestor.
No me gusta “declarar la guerra” a ninguna tipología de fondo, pues la situación de cada clientes es única y, además, va evolucionando a lo largo del tiempo en función de su situación laboral, personal, familiar... ¡precisamente por eso existe la figura del asesor financiero! Nuestro deber es escuchar al cliente y asesorarle profesionalmente según sus necesidades.
Dudo mucho que para cumplir nuestro objetivo la mejor solución sea ofrecer productos como fondos garantizados, fondos “estrella” o fondos de fondos con elevadas estructura de comisiones. En mi opinión, eso es pan para hoy y hambre para mañana. No es serio. Si no estamos totalmente alineados con el cliente, este trabajo deja de tener sentido.
Trato de tener una relación cercana con mis clientes, les hago saber que estoy a su lado cuando toca capear temporal. Para mí, esa es una premisa indispensable. Dicho esto, para que los clientes no se dejen llevar por las emociones es fundamental realizar una labor de pedagogía desde el principio: explicarles el umbral de riesgo máximo para que puedan “dormir tranquilos”, las expectativas de rentabilidad de los fondos, el horizonte recomendando de inversión, el nivel de liquidez, entre otros aspectos.
Sonará a tópico, pero manteniendo la sangre fría y no dejándose llevar por el “ruido mediático”. Cuando las noticias son negativas, los titulares vuelan, y alimentar esa vorágine informativa en mi opinión no conduce a ningún punto, menos aún a un buen asesoramiento financiero. Aplicado a las emociones en los mercados financieros, yo lo dijo Warren Buffett hace tiempo: “Recuerde que el mercado de valores es maniaco-depresivo”. Conviene recordar esta frase de vez en cuando…
Destacaría dos aspectos. En primer lugar, el espíritu de equipo. Todos estamos en el mismo barco, y colaborar entre nosotros nos conduce a buen puerto. Y a nivel personal, luchar por mi proyecto. Cuando vienen momentos difíciles, hay que tener tesón, redoblar esfuerzos, y tener claro el camino a seguir.
Estoy contento en Caser Asesores y espero trabajar en la agencia muchos años más para desarrollar mi proyecto profesional. A medio/largo plazo, me gustaría focalizar mi asesoramiento en clientes institucionales como Fundaciones o “endowments”, sobre todo aquéllos que tengan como misión impulsar actividades culturales o ayudar a personas necesitadas.