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Criptomonedas: la perspectiva de la cartera
Perspectivas de mercado

Criptomonedas: la perspectiva de la cartera

Construir una buena cartera, por no hablar de una cartera objetivamente óptima, nunca es tarea fácil.
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19 FEB, 2024

Por DWS

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Autor: Björn Jesch, director de inversiones de DWS

Como clase de activos relativamente joven, las criptomonedas podrían ser un valioso complemento a la cartera en un mundo no sólo arriesgado, sino también incierto. Construir una buena cartera, por no hablar de una cartera objetivamente óptima, nunca es tarea fácil. Su composición dependerá de las circunstancias, los objetivos de inversión y las limitaciones del inversor. Además, existen los problemas generales de utilizar observaciones pasadas para extraer inferencias prospectivas. Todos los modelos, ya sean financieros o científicos, tienen sus limitaciones y tienden a fallar en determinadas condiciones. Razón de más para "intentar comprender los riesgos que podamos, domesticar tantas incógnitas desconocidas como sea posible", como narra James Weatherall en un libro muy accesible que explica los orígenes recientes, los usos y los abusos de la modelización cuantitativa en las finanzas modernas.

Criptomonedas: el poder de la diversificación

Esta sugerencia es muy pertinente cuando los inversores buscan diversificación y exploran inversiones alternativas, aunque todavía relativamente incipientes, como las criptomonedas. Mucho se puede escribir -y se ha escrito, por nosotros y por otros- sobre el potencial de la tecnología blockchain subyacente. Pero para la asignación de activos de un inversor, estos detalles técnicos e históricos también necesitan el contexto de las características económicas subyacentes de las criptomonedas.

Cuando se habla de varias criptomonedas, una cuestión clave se refiere a su oferta. Por ejemplo, la oferta de Bitcoin está firmemente limitada a 21 millones de monedas, con un calendario de emisión regulado de forma transparente por el protocolo Bitcoin.

Así pues, a pesar de que tanto Bitcoin como el oro son activos escasos, y a pesar de las analogías terminológicas (como la minería), los calendarios de emisión de Bitcoin y del oro difieren. La oferta de Bitcoin nunca puede modificarse debido al aumento de la demanda, mientras que la minería de oro es susceptible de aumentar con el incremento de la demanda. Además, y de forma similar al oro, Bitcoin no genera un flujo de ingresos (aunque hay que tener en cuenta que otras criptodivisas, como Ethereum, tienen una configuración y una propuesta de valor diferentes a Bitcoin). Dejando a un lado la evaluación de las criptomonedas individuales, la tecnología de cadena de bloques subyacente tiene sin duda mucho potencial, sobre todo para convertirse en la infraestructura de base para mercados financieros potencialmente tokenizados en el futuro. Por último, cuando se trata de evaluar su propuesta actual como medio de pago, creemos que todavía hay demasiada incertidumbre para que las criptomonedas tengan importancia material, al menos en los países desarrollados.

Hasta que maduren más, y mientras los precios sigan siendo muy volátiles, es probable que el uso de criptomonedas dentro de una cartera tradicional para la diversificación del riesgo sea de interés principalmente para inversores institucionales sofisticados con los recursos y habilidades necesarios para hacer números para, inicialmente, asignaciones relativamente pequeñas.

Como fuente alternativa de diversificación para clientes particulares, el potencial de las criptomonedas puede residir menos en un trabajo de optimización cuidadosamente calibrado y más en disponer de un tipo adicional de opcionalidad relativamente asequible frente a incertidumbres que sólo pueden hacerse evidentes a posteriori. En concreto, podrían ser una forma de obtener una exposición indirecta al dinámico sector tecnológico, o a los numerosos cambios a largo plazo que ya están surgiendo en el corazón de la infraestructura del mercado de capitales. Tales incertidumbres van más allá de las nociones económicas tradicionales de los tipos de riesgos que pueden estimarse o cuantificarse con precisión a partir de observaciones pasadas. En nuestra opinión, eso podría hacerlos valiosos en un mundo no sólo arriesgado, sino también incierto.

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