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Rocío Ledesma de Navis Capital – Asesor del mes
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Rocío Ledesma de Navis Capital – Asesor del mes

Entrevistamos a Rocío Ledesma, socia de Navis Capital y manager en Dextra Corporate Advisors.
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9 MAR, 2022

Por Leticia Rial de RankiaPro

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Os presentamos a Rocío Ledesma, socia de Navis Capital. Durante 25 años fue directora de los departamentos de innovación y productos en Banif y Andbank. Actualmente es socia de Navis Capital Desarrollo, gestora de fondos de inversión alternativa, y manager en Dextra Corporate Advisors, boutique independiente de M&A y corporate. También forma parte de la asociación WA4STEAM, una comunidad internacional de mujeres business angels que buscan ampliar la presencia femenina en los campos STEAM, proporcionando no solo capital, sino también convirtiéndose en un socio estratégico para las futuras líderes.

Rocío es licenciada Summa Cum Laude en Dirección y Administración de Empresas con un Minor en Economía por The American University of Paris, además de haber realizado un Master en Finanzas en ICADE. Recientemente finalizó un Máster de Inteligencia Emocional en el Instituto Hune.

¿Por qué optaste por dedicarte al mundo del asesoramiento financiero?

De joven quería ser bailarina de ballet clásico (me había sacado el título del Royal Academy de Londres durante los años de colegio). Mi padre me sugirió que estudiase una carrera y propuse Filosofía. Pero él me recomendó hacer ADE y me fui a París a estudiar. Al volver a España, conseguí unas prácticas en la gestora del antiguo Banco Central Hispanoamericano y ahí empezó mi historia en el sector.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo? ¿Y lo que menos?

Lo que más me gusta es que a este sector le afecta la macro, la micro, la política, la fiscalidad… hay que estar al tanto de todo lo que pasa en el mundo y eso es muy enriquecedor y divertido; sobre todo para una persona como yo, con inquietudes en muchas áreas. Lo que menos me gusta es la cantidad de burocracia que conlleva trabajar en un sector tan regulado y el tiempo que hay que dedicarle a tareas administrativas.

¿Cuáles son tus aficiones?

Todo lo que me venga bien para desconectar del día a día: leer, pasear por el campo y la sierra con nuestro perro, esquiar, el cine, viajar… y además le dedico mucho tiempo a rezar y todo lo relacionado con mi fe: me ayuda a centrar mis prioridades, a encontrar la dirección de mis acciones y a tomar decisiones coherentes con mis principios.

¿Qué crees que es lo que más se valora en este trabajo: formación o experiencia?

Las dos cosas son importantes. La experiencia es un valor añadido ya que da seguridad, habilidades y conocimientos que solo se adquieren con años de trabajo. Cuando alguien pide consejo sobre su dinero suele confiar más en gente que ha vivido diferentes ciclos de inversión y alguna crisis y es capaz de ponerse en el lugar del cliente ya que lo ha experimentado anteriormente. Pero no podemos olvidarnos de que en este sector es también esencial tener una formación exigente con el fin de entender todos los productos, su fiscalidad, sus riesgos, los requisitos del regulador y, como he comentado antes, todos los factores exógenos que afectan a la economía.

¿Cómo se gestionan las emociones?

Parando. Pensando siempre antes de actuar. Si antes de tomar una decisión, parásemos y pensásemos, partiríamos del ¿por qué?: cuál es la razón que hay detrás de lo que voy a hacer. Y en ese momento habremos puesto consciencia a nuestras emociones y las podremos gestionar.

El dinero es mucho más emocional de lo que nos pensamos. Por eso es importante analizar como nos relacionamos con él y qué emociones estamos tratando de cubrir. Realmente no existen problemas, sino que existe algo a resolver, pero miramos el problema y no la causa, por lo que no le damos solución. Según el psicólogo Daniel Goleman, padre de la Inteligencia Emocional, la gestión positiva de las emociones es más determinante para el éxito que el coeficiente intelectual. Por lo tanto, podríamos hablar entonces de un Coeficiente-Intelectual-Financiero: 90% emocional y 10% información técnica sobre finanzas. De ahí la importancia de que entendamos nuestro cerebro y tengamos consciencia de nuestras emociones para dotarlas de inteligencia al relacionarnos con el dinero. Teniendo en cuenta que el Coeficiente-Intelectual-Financiero tiene poco de teoría, la base para tener una economía sana y estar a gusto con la situación se basa en conocerse a uno mismo.

¿Qué características piensas que debe tener un buen asesor?

Integridad y empatía. Ambas son importantes en cualquier ser humano… pero tras todos estos años de trabajo en este sector, cuando hablas de dinero es importante conectar y ganarse la confianza de los clientes y, a largo plazo, eso solo se consigue con integridad y empatía. La primera además te ayuda a dormir bien y con la conciencia tranquila. La segunda te ayuda a ser más feliz al cuidar a las personas, ponerse en su lugar y mirarles con otros ojos.

¿Cómo deben orientar los inversores sus carteras en el entorno actual?

Siempre con cautela lo primero. Analizando los riesgos de los productos existentes y dejándose guiar por un asesor de confianza. En segundo lugar, mirando a largo plazo. Y sobre todo, como siempre se escucha a los asesores financieros, diversificando. Estos tres principios crean en cualquier entrono de mercado una cartera rentable si se tiene paciencia.

Por hablar de la situación actual, es complicado obtener rentabilidad si no incorporamos productos poco líquidos en las carteras, sobre todo fondos de inversión alternativa. Escoger un buen subyacente gestionado por un equipo especializado puede generar retornos que el resto de activos no están actualmente aportando. Pero nunca se puede obviar la falta de liquidez y el horizonte temporal de este tipo de inversiones, por lo que no siempre deben constituir el grueso de las carteras.

¿Cómo afecta la transformación digital a los asesores financieros?

No puede suponer la extinción de los asesores financieros, ya que hay una serie de aspectos intangibles que no pueden sustituir las aplicaciones automatizadas ni los algoritmos. La digitalización es una herramienta más dentro del trabajo global, que sobre todo debería facilitar el trabajo administrativo y que ayudará a agilizar algunos trámites. También es una forma de atraer a las nuevas generaciones a esta oferta de productos y conectar con ellos. Pero el proceso de inversión de un cliente necesita una parte humana de empatía y confianza.

¿Ha cambiado la percepción de los clientes con respecto a la labor de los asesores financieros?

Yo creo que sí. El trabajo de los asesores financieros está cada vez más valorado ya que, tras la crisis del 2008, el sector se ha concienciado de que no se puede simplemente vender productos: hay que mirar siempre el patrimonio del cliente. La regulación ayuda a que esto sea así y la formación de los asesores también se ha orientado en este sentido.

¿Qué papel crees que juega o debería jugar la regulación para impulsar la Inversión Socialmente Responsable?

Igual que pasó con la ley que obligaba a que los consejos de administración de las grandes empresas fuesen paritarios, inicialmente es necesario que se regule tanto la cantidad como la calidad. Es decir: es importante que se defina y explique claramente qué es ISR, cómo lo vamos a medir y como asegurarnos de que no nos están dando gato por liebre. Esta es la única forma de que se integre en el proceso de toma de decisión y que los asesores e inversores se comprometan a identificar aquellos aspectos que favorezcan este tipo de inversiones. Con el tiempo todos los agentes que intervenimos deberíamos excluir de las carteras aquellas empresas cuya actividad influya negativamente sobre la sociedad y el medioambiente, sin que nadie nos obligue a ello: sólo porque somos conscientes de que es lo mejor.

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