Hoy, lunes 3 de octubre, se celebra el Día de la Educación Financiera, una jornada que tiene como objetivo concienciar a los ciudadanos sobre lo importante que es adquirir un nivel de cultura financiera en las diferentes etapas de la vida. Sin duda, una asignatura pendiente para los españoles. Más del 75% reconoce que mejorar sus conocimientos financieros ayudaría a la hora de optimizar y entender la gestión de sus finanzas, según la última Encuesta de Competencias Financieras, elaborada por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). España se sitúa claramente por debajo de la media (tanto de todos los países como de los países de la OCDE y UE) en cuanto a conocimientos financieros.

Bajo el lema del Día de la Educación Financiera de este año, “Educación para unas finanzas más seguras”, hemos preguntado a Fernando Sánchez de Bernardo, coordinador de Value Kids, e Isabel Giménez, Directora General de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros (FEBF), cómo ha mejorado la educación financiera de los españoles en la última década.
Día de la Educación Financiera
Fernando Sánchez de Bernardo, coordinador de Value Kids

Una de las actividades que llevamos a cabo en Value School es la de acercar la educación financiera a los jóvenes en los centros educativos. Impartimos, entre otras actividades, charlas y talleres desde primaria. Cuando preguntamos a los alumnos de secundaria y bachillerato si piensan que lo que les hemos enseñado les va a ser útil para su vida, dicen que sí. Saben que el ahorro es necesario para cumplir muchos de sus sueños y se sienten capaces de generarlo consumiendo responsable y conscientemente, adquiriendo unos buenos hábitos de consumo y una buena planificación de su economía. En la mayoría de las ocasiones, los chicos piden más educación financiera. Pero esto choca con la idea generalizada de que a nuestra juventud no le importa este tema y que son unos pasotas. Pero esto no es cierto.
La OCDE elabora el informe PISA que evalúa, entre otras, las competencias financieras entre jóvenes de 15 años de 20 países. Me gustaría extraer dos datos respecto a los jóvenes españoles. El primero es que 9 de cada 10 tienen a sus familias como fuente principal de información relacionada con el dinero. El segundo es que 4 de cada 10 tienen a también a sus profesores como fuente de información. El resto de las fuentes relevantes son internet, la televisión y sus amigos.
Si queremos mejorar la educación financiera de nuestros hijos tendremos que ser nosotros, los padres, los que nos pongamos primero las pilas. Tendremos que formarnos correctamente antes de formar a los nuestros. Debemos ser el espejo en el que se miren y no sacarnos de encima esta responsabilidad culpando al sistema educativo, a la «sociedad de consumo» en la que vivimos, al sistema capitalista (o cualquiera que sea) en el que vivimos, o a cualquier otro chivo expiatorio.
El otro eje donde podemos apalancarnos para mejorar la educación financiera de nuestros jóvenes es en el sistema educativo. Tengo la sensación de que muchos profesores echan balones fuera, culpando «al ministerio», al poco tiempo del que disponen, a los escasos presupuestos que manejan, etc., etc., etc. Además, algunos tienen la sensación de que la mayoría de los programas de educación financiera accesibles, si no gratuitos, están en manos de iniciativas impulsadas desde los bancos. Piensan que son acciones de greenwashing de las entidades de crédito y les cuesta creer en su imparcialidad, al ser entidades con ánimo de lucro que obtienen beneficios con el endeudamiento de las personas.
Mi conclusión es que nuestros jóvenes quieren aprender a gestionar su vida y sus finanzas; que tenemos que ser los padres el primer escalón en la educación financiera de nuestros hijos; y que nuestros profesores deben mejorar su formación en este asunto pudiendo permitir, además, otras iniciativas independientes que lleven al aula contenidos que complementen y refuercen su labor docente.
¡Feliz día de la educación financiera!
Isabel Giménez, Directora General de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros (FEBF)

Cuando pensamos en las ventajas de disponer de educación financiera lo más sencillo es pensar en las desventajas de no contar con ella. La educación financiera a escala individual es una manera de evitar la exclusión financiera (una forma de pobreza) y a escala nacional fuente de competitividad.
En un horizonte dominado por las tecnologías, sin dinero en efectivo (que actuaba como ábaco para los ciudadanos) el dinero, más que nunca, parece una abstracción. La inconsciencia financiera se impone, y cada vez son más las personas que no saben ni quieren saber el estado de sus finanzas. Es muy cómodo echar la culpa de todo al gobierno, a los bancos o a la crisis económica.
Los abusos cometidos, en algunos casos, por las gestoras de fondos y por las entidades financieras no ayudan. Hoy por hoy parece más necesario que nunca conocer cómo estamos, financieramente hablando, y la sostenibilidad de nuestras finanzas.
Las finanzas son necesarias y no son aburridas, de ahí la importancia de hacer una divulgación adecuada. Me ha llamado particularmente la atención un rap grabado por un grupo de jóvenes explicando las funciones de los bancos centrales. Sin duda, de cara al público joven, las finanzas a ritmo de rap entran con mucha más facilidad, tomemos nota.
Los ciudadanos deben ser conscientes de la importancia de dedicar un tiempo a la gestión y supervisión de sus finanzas personales. Solo de esta manera podremos hacer un diagnóstico con una hoja de ruta, y ante una crisis o un problema de salud redirigir el GPS.
Nadie sale al monte de noche sin mapa, linterna y brújula, pero hay algunas personas que viven en la inconsciencia financiera, sin saber el mapa de sus finanzas, y como en el cuento de Alicia, si no sabemos hacia dónde vamos, cuando nos jubilemos no habremos llegado a buen puerto.
Y precisamente la tecnología puede ser un facilitador para la consciencia financiera como fuente de eficiencia y al mismo tiempo, fuente de riesgos al dar acceso a hackers que pueden dañar nuestras posiciones financieras.
Cada día se conocen más casos de víctimas de una estafa de inversión y el mercado de inversiones es particularmente vulnerable. De hecho, hay muchas personas que por culpa de una estafa han perdido los ahorros de su vida. La falta de regulación en los mercados emergentes incrementa la dificultad de cumplir con buenas prácticas por parte de las autoridades.
En líneas generales, las estafas de inversión consisten en ofrecer una inversión como oportunidad única generadora de elevadas rentabilidades. Además, presionan a las víctimas argumentando que esa oportunidad de inversión es efímera.