20 OCT, 2021
Por Jean-Luc Hivert
Las cifras de PIB del segundo trimestre de 2021 demostraron la solidez del repunte económico en los países desarrollados, impulsado principalmente por el consumo de los hogares y el aumento del gasto en inversión, en consonancia con la reapertura de las economías. Lógicamente, esto se tradujo en unos resultados empresariales, en general, de excelente calidad y abrumadoramente por encima del consenso, que a su vez fue revisado al alza varias veces en los últimos meses.
En estas condiciones, si bien el apoyo fiscal y monetario debería seguir apuntalando la recuperación, ¿es probable que los temas de impacto del verano inviertan la tendencia macroeconómica y la continuidad alcista de los mercados de activos de riesgo?
En el plano más pesimista preocupa:
Además, hay algunas cuestiones sin resolver, como los riesgos de recalentamiento de ciertos sectores económicos que sufren escasez de materiales y que son difíciles de resolver a corto plazo.
No obstante, seguimos confiando en la tendencia a medio plazo de los mercados, aunque los catalizadores alcistas a corto plazo sean escasos. La liquidez sigue siendo abundante y los bancos centrales tienen todos los argumentos para mantenerse “detrás de la curva”. Así, en los mercados de renta fija, seguimos siendo positivos con los activos de beta alta, dados los buenos fundamentales, la limitada volatilidad y las bajas tasas de impago.
Los activos ASG, ya sean de renta variable o de renta fija, deberían seguir beneficiándose de la acción exponencial de los reguladores y de la aplicación de medidas dirigidas a todos los agentes económicos. En cuanto a la renta variable, dadas las valoraciones actuales, nos decantamos principalmente por la zona euro y el Reino Unido, que deberían beneficiarse de la recuperación del ciclo económico. En cuanto a las pequeñas y medianas empresas francesas, deberían mostrar una mejor situación en los próximos meses y alcanzar a las grandes.