Espacio publicitario
Día Mundial de la Eficiencia Energética: ¿por qué invertir en eficiencia energética?
Inversión ESG

Día Mundial de la Eficiencia Energética: ¿por qué invertir en eficiencia energética?

Invertir en eficiencia energética permitirá incrementar la productividad de manera que se pueda generar más energía a cambio de un impacto mucho menor.
Imagen del autor

4 MAR, 2022

Por Leticia Rial de RankiaPro

featured
Comparte
LinkedInLinkedIn
TwitterTwitter
MailMail

Mañana sábado 5 de marzo se celebra el Día Mundial de la Eficiencia Energética. Su origen remonta a la Conferencia Internacional en 1998 en Austria cuando se debatió la crisis de la energía y las posibles soluciones. Una celebración que invita a la reflexión sobre la necesidad de utilizar la energía de forma eficiente. Por ello, los expertos de Renta 4, NAO SAM, Pictet AM y Bankinter nos enumeran los motivos por los que recomiendan invertir en eficiencia energética.

Eficiencia energética: motivos por los que invertir

Rafael Luque, CEO de Ariema y asesor del fondo Renta 4 Megatendencias / Ariema Hidrógeno y Energías Sostenibles

…Y, ¿tiene sentido hacerlo en la actual situación de guerra en Ucrania? Pues tiene aún más sentido porque la guerra, además de las tremendas implicaciones humanas, conlleva un gran cambio que afecta mucho a un recurso vital: la energía.

El gas ruso puede dejar de llegar en cualquier momento, como represalia. Buena parte de Europa tiene una dependencia crítica del gas ruso. Incluso en un país cálido como España, la red de gas natural transporta un 40% más energía que la red eléctrica; por lo que la situación es tremendamente preocupante. Hay dos consecuencias de gran calado:

  1. En el corto plazo, ya sufrimos una fuerte subida de precio de combustibles fósiles, y riesgo de escasez. Quizá los europeos deberíamos, desde ya, abrigarnos más y bajar el termostato de la calefacción. Cuanta más energía ahorremos, menor poder tiene Rusia para perjudicar nuestra economía.
  2. En el medio y largo plazo, a los políticos europeos les explota una vieja realidad en la cara. Europa no será totalmente libre sin disponer de un elevado nivel de autoconsumo de energía. Y la solución pasa por una mayor penetración de renovables, apoyada en la producción masiva de hidrógeno verde.

La “fiebre” por el hidrógeno verde ya estaba desatada, con proyectos en Europa por valor de unos 60.000 millones de euros (40.000 MW de electrolizadores). Pero las urgentes medidas políticas para atenuar las dos consecuencias expuestas deben llevar, en el caso del hidrógeno, a una introducción en el mercado mucho más acelerada de lo que estaba inicialmente previsto. La tecnología está disponible, y al igual que pasó con la energía solar o eólica, estamos en la etapa de despegue donde la fabricación masiva va a permitir bajar los costes. Europa tierne muchas maneras de acelerar el proceso, ya es sólo un reto financiero. Con los tipos de interés actuales, bastaría un amplio sistema de garantías financieras combinado con subvenciones a la producción de hidrógeno verde, para cambiar la energía fósil rusa por hidrógeno verde.

No sólo opinamos así en Ariema. El día 25 de febrero, con las bolsas cayendo por la invasión rusa, nuestro fondo ha subido un 2,8%, con dos de las empresas en cartera subiendo más del 10%. Vamos a ver en los próximos días si se confirma la tendencia, y nuestro fondo es el mejor indicador; no en vano es el primer fondo de inversión del mundo especializado en hidrógeno, y ya tiene dos años de antigüedad.

Pilar Lloret, Directora General, y Pablo Cano, Director de Inversiones de NAO SAM

Invertir en eficiencia energética: mucho más que números

El próximo 5 de marzo celebraremos el Día Mundial de la Eficiencia Energética, un momento idóneo para reflexionar hacia dónde queremos ir. Desde que en 2015 se firmara el tratado de Paris, el mundo camina hacia la descarbonización de la economía. Esta tendencia ha dado lugar también a muchas temáticas dentro de la propia inversión sostenible, por ejemplo, la eficiencia energética.

Grandes cantidades de inversión se van a destinar, en los próximos años, a cumplir con los objetivos marcados. En concreto se habla de unos 1,5 billones de dólares al año. Ello significa que aquellas compañías cotizadas cuyo negocio tenga que ver directamente con instalaciones más eficientes, sistemas inteligentes de automatización o monitorización, electrificación, energías renovables, etc. se van a ver muy beneficiadas. Desde el punto de vista de un inversor en fondos de inversión, estas temáticas van a permitir que se sitúe en negocios con crecimiento estructural y con una regulación que les es favorable.

Pero esta situación presenta dos caras; ya que de un lado hay ganadores, pero del otro hay compañías, aquellas con grandes emisiones principalmente, que van a tener que adaptarse a este nuevo entorno.

La visión de muchos es que ello supondrá una carga adicional; sin embargo, las cosas se pueden plantear desde la perspectiva de sacar provecho de este proceso que permitirá ahorros para la cuenta de resultados. Otras ventajas indirectas serán el acceso a un mejor conocimiento de nuestro negocio, aprovechar posibles oportunidades de innovación y, posiblemente, mayor autonomía energética en muchos casos.

No se nos puede escapar que, dada la tensión geopolítica actual y con los precios de la energía en máximos, este es un interesante punto de vista para empresas y gobiernos.

Finalmente, la inversión en eficiencia energética no es sólo una cuestión de números. Más allá de los aspectos cuantificables, hay otras ventajas que son incluso mucho más importantes. Nuestra salud y bienestar están directamente relacionados con las emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero; lo mismo ocurre con la conservación del medio ambiente. La cuestión principal no es si nosotros, como seres humanos que evolucionamos, somos capaces de adaptarnos a un mundo más sucio y tóxico sino si somos capaces de entender las consecuencias que tiene.

Invertir en eficiencia energética permitirá incrementar la productividad de manera que se pueda generar más energía a cambio de un impacto mucho menor; lo que, a largo plazo, supondrá una disminución en los costes que hará de la energía un bien accesible para todo el mundo.

Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM en Iberia y Latam,

Para satisfacer la demanda de energía y reducir emisiones hay que adoptar tecnologías eficientes

El Día Mundial de la Eficiencia Energética el 5 de Marzo se remonta a la Conferencia Internacional en 1998 en Austria, que debatió la crisis de la energía. Desde entonces la demanda de energía ha seguido aumentando con la población y expansión económica en países emergentes. Al respecto, un estudio de la Universidad de Oxford, encargado por Pictet AM, estima que el cambio climático puede reducir el PIB mundial per cápita 45% para 2100 y los países emergentes en latitudes cálidas sufrir pérdidas mucho mayores. Sin embargo, las economías emergentes pueden, en algunos aspectos, estar bien situadas. China, por ejemplo, cuenta con la mayor fabricación de células fotovoltaicas e India con uno de los programas de renovables de mayor magnitud.

De hecho 40 signatarios -70% de la economía mundial- acordaron en la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático COP 21 acelerar las inversiones en tecnologías y hacerlas más asequibles y atractivas para 2030. Además, el Pacto Verde Europeo facilita convertir a Europa en el primer continente de cero emisiones netas de CO2 para 2050. EEUU se ha comprometido a descarbonizar la generación de electricidad para 2035 y China, que representa 30% de las emisiones globales, ser neutral para 2060. A ello se añaden objetivos de Japón y la “revolución industrial verde en Inglaterra”. 

Hay que tener en cuenta que es cada vez más evidente la urgencia de actuar. Más de 6,5 millones de personas mueren al año prematuramente por contaminación del aire y la pandemia ha acelerado el interés por la salud. Además, muchos gobiernos han entendido que invertir en la transición energética puede impulsar sus economías; pues puede crear 30 millones de puestos de trabajo los próximos diez años.

Efectivamente, para satisfacer la demanda y al tiempo reducir emisiones hay que adoptar tecnologías eficientes. Ello implica empresas centradas en eficiencia energética del transporte -los estándares de la UE no dejan más remedio que la electrificación a gran escala-; edificios -29% del consumo mundial final de energía- energéticamente eficientes; fabricación industrial y simulación mediante software y sistemas inteligentes que permiten a ajustarse a la fluctuación de precios del suministro, lo que, estabiliza la demanda y contribuye a reducir costes a empresas y hogares.

Así que, a pesar de desafíos a corto plazo, las perspectivas para la transición y eficiencia energética en 2022 y más allá, siguen muy atractivas. Un fondo temático que desde hace 15 años aprovecha estas oportunidades globalmente es Pictet Clean Energy.

Javier Barrado, gestor del fondo Eficiencia Energética y Medioambiente de Bankinter Gestión de Activos

La razón para invertir en empresas relacionadas con la eficiencia energética se centra en aprovechar tendencias estructurales en tres frentes principales. Ahorro en el consumo energético, generación de energía no contaminante y en la economía circular o de reciclaje. Ejemplos de ello los encontramos en múltiples casos: en los motores de avión que cada vez consumen menos combustible, en una empresa industrial que utiliza en su fábrica compresores de aire que necesitan menos energía, en los productores de acero que utilizan más acero reciclado sin necesidad de abrir nuevas minas o en la expansión de las renovables.

El concepto de eficiencia energética no solo se fundamenta en el cuidado del medioambiente, en crecer de manera sostenible o en cumplir una serie de regulaciones, sino también en la propia competencia empresarial, que nunca cesa. Pensemos en Nestlé, que aparte de lanzar nuevos productos al mercado, tiene que analizar constantemente nuevas formas de ahorrar energía y recursos para ser una empresa rentable, batir a la competencia y además cumplir con la regulación medioambiental. Y precisamente aquí hay un universo de empresas que ayudan a Nestlé (y a otras muchas) a mejorar su productividad. Y esto pasa, en numerosas ocasiones, por optimizar su consumo energético. Se trata, por tanto, de una actividad crítica para el mundo empresarial y ahora más que nunca; debido a la globalización de la competencia y a los compromisos medioambientales.

Las empresas de este universo son, normalmente, de perfil industrial, tecnológico y de servicios. Aparte, dado el ADN del Fondo Eficiencia Energética y Medioambiente de compromiso con el ahorro energético, complementamos el universo de inversión con aquellas empresas relacionadas con la reducción de emisiones dañinas para el medioambiente: utilities, fundamentalmente.

Una vez hemos delimitado las fronteras de inversión, hay que identificar las empresas que, estando dentro de las tendencias estructurales comentadas, sean capaces de aprovecharse al máximo de ellas (esto proporcionará un crecimiento, normalmente, por encima del mercado), realicen actividades esenciales para sus clientes (esto proporciona sostenibilidad y visibilidad a ese crecimiento) y puedan mantener o mejorar su rentabilidad en el tiempo. Adicionalmente, deseamos que esos negocios transformen gran parte de sus resultados en caja; y que puedan dedicar parte de esa caja a adquisiciones selectivas para acelerar su crecimiento, entrar en nichos de negocios muy rentables, etc… Si las empresas que conforman la cartera son capaces de realizar esto cada año, generan elevados retornos para sus accionistas.

Espacio publicitario