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¿Qué factores debemos tener en cuenta en un entorno como el actual a la hora de componer nuestras carteras? – Gestión Indexada Renta Variable
Perspectivas de mercado

¿Qué factores debemos tener en cuenta en un entorno como el actual a la hora de componer nuestras carteras? – Gestión Indexada Renta Variable

En este artículo, algunos de los participantes del Concurso de Carteras Modelo nos explicarán estos y otros factores clave que los inversores deben considerar al componer sus carteras de gestión indexada renta variable en el entorno actual.
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14 MAR, 2023

Por Pablo Álvarez

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Cuando los tipos de interés y la inflación aumentan, la gestión indexada puede ser una buena opción para los inversores profesionales. Esto se debe a que los valores incluidos en los índices tienden a estar diversificados en diferentes sectores y regiones, lo que los hace menos susceptibles a los cambios en las condiciones macroeconómicas. Además, los costos de transacción de la gestión indexada suelen ser más bajos que los de la gestión activa, lo que puede ser beneficioso en un entorno de mayores tasas de interés y de inflación.

En este artículo, algunos de los participantes del Concurso de Carteras Modelo de la categoría Gestión Indexada Renta Variable nos explicarán estos y otros factores clave que los inversores deben considerar al componer sus carteras de gestión indexada renta variable en el entorno actual.

Frédéric Dupuy, Director de Inversiones en Finanbest

Gestión indexada

En Finanbest creemos que para invertir eficazmente en fondos de inversión hay que primero seguir unas reglas fundamentales: diversificación global, bajos costes, e invertir únicamente en productos que se entienden. Es crítico también comprobar que todos los intermediarios (asesores, gestores) son independientes y que no haya ningún conflicto de interés en las decisiones de gestión ni en la selección de instrumentos de inversión. Por último, es clave tener el nivel de riesgo de las inversiones muy bien controlado y correctamente adaptado al perfil de riesgo de cada inversor: para poder obtener altas rentabilidades en el largo plazo es imprescindible ser capaz de aguantar las caídas de mercado que pueden surgir en el corto plazo sin sentirse obligado a vender.  

El entorna actual ha mejorado respecto a hace unos meses en la medida en que el ciclo económico ha evolucionado mejor de lo que se temía. Revisiones al alza del crecimiento del PIB y a la baja en las expectativas de la inflación explican el buen arranque del año de la renta variable. También ha sido positiva para la economía y los mercados la reapertura de la economía China después de años de una política de lockdown muy estricta. El FMI prevé ahora un crecimiento del PIB global de +2.9% en 2023 y +3.1% en 2024, los países emergentes – China e India principalmente – siendo los principales motores, con perspectivas de crecimiento de más de 4%.

El riesgo de inflación parece que ya se está alejando y podemos razonablemente pensar que el punto de inflexión está detrás de nosotros (el precio de muchas materias primas ha bajado, los cuellos de botella de cadenas de producción provocados por la crisis del Covid ya se han solventado, etc.). Asimismo, pensamos que la inflación seguirá bajando, aunque sea lentamente. Por otro lado, si se confirma que la inflación está efectivamente contenida y bajo control, es probable que los tipos de intereses toquen techo este año; luego podrían volver a bajar más adelante (2024) en caso de que se manifiesten señales de estancamiento económico.

Dicho esto, conviene ser prudente tanto en renta fija donde pensamos que se debe aprovechar las oportunidades en bonos de corto y medio plazo sin todavía aumentar demasiado el riesgo de duración, como en renta variable dónde en el corto plazo turbulencias podrían corregir el exceso de optimismo de las primeras semanas del año. Flotando por encima de este análisis macroeconómico está el riesgo mayor, la guerra en Ucrania, cuya evolución sin duda impactará los mercados. Por esas razones insistimos en la importancia para cada uno de tener sus inversiones correctamente calibradas en base a su perfil de riesgo.

Luis García Langa, Director Mercados en sdc Analistas

Gestión indexada

Este 2023 ha empezado, bursátilmente hablando, muy diferente a cómo fue 2022, sin embargo la inflación sigue alta, los tipos se van a seguir subiendo, la recesión sigue amenzante y la Guerra de Ucrania, desgraciadamente, sigue sin ver un final cercano, entonces, ¿qué ha cambiado?

Respecto a la inflación, ya estamos inmersos en una subida de precios de “segunda ronda”: los costes energéticos bajan, de hecho las caídas de petróleo y, más evidente, de gas están siendo muy fuerte igual que la de otras materias primas, tanto industriales como agrícolas (descartando un problema económico por la Guerra de Ucrania).

Esta inflación de segunda ronda se ve con el disparo de las subyacentes pero el impacto de las subidas de tipos, que  no son nunca inmediatas, son más directas ya que afecta al consumo.

En base a eso, las subidas de tipos deberán frenarse más pronto que tarde a pesar de lo que digan los Banqueros Centrales. Ese es otro tema, la volatilidad que crean las reuniones de la FED, BCE o cuando habla alguno de sus miembros. Es algo que no entiendo, hace poco más de un año Powell hablaba de inflación transitoria o Lagarde aseguraba (a finales de 2021) que no subirían tipos en 2022, y aún así, el mercado reacciona a sus palabras.

La tercera incógnita es la recesión, ralentización económica o como se quiera llamar. Aquí no soy tan optimista y el impacto de las subidas de tipos unido a la alta inflación y las secuelas de la COVID pueden hacer que la economía se tambalee durante un tiempo.

Siendo lo más preocupante para la economía real, no lo es tanto para el mercado: pocas veces hay correlación entre crecimiento económico y bolsas, para ver el último año así no hay que tirar mucho de memoria: fue el año pasado.

Resumiendo el entorno, veo probable un escenario de freno de inflación, freno a subidas de tipos, una Guerra de Ucrania que no afecta a la economía (suenan frías estas palabras pero espero que se entiendan) y una ralentización económica/recesión en la economía real.

Ante este escenario, ¿qué 5 sectores hay que tener en cuenta?

1.- Tecnología, especialmente la de calidad (rentable con poca deuda), castigada el año pasado por contagio, incluyo aquí microchips, a pesar de problemas de oferta (no de demanda, ni mucho menos). Y ojo, que el auge de la Inteligencia Artificial podría beneficiar a otra más disruptiva.

2.- Salud, por ser defensivo por naturaleza, por haber estado olvidada por la COVID y por los ratios a los que cotiza.

3.- Financiero, distinguiendo dos subsectores: (i) a la banca le están premiando por la subida de tipos y aunque estos se frenen, llevan mucho retraso en cuanto a cotización y (ii) el asegurador como otro sector defensivo.

4.- Energías renovables más valoradas desde la Guerra de Ucrania y que en un entorno no inflacionario pueden tener otro impulso.

5.- Inmobiliaria: la correlación entre subida de tipos y bajada de precios es evidente. Si es cierto que los tipos dejarán de subir pronto, la inmobiliaria recuperará en las zonas donde ya han caído, es decir donde subieron antes tipos.

Jorge González, Head of Fund Analysis & Research en Tressis

Gestión indexada

Desde nuestro punto de vista, el comportamiento del mercado en este inicio de 2023 va a venir marcado por los resultados empresariales, las decisiones de política monetaria y el crecimiento económico. 

En cuanto al primero, aunque las estimaciones del consenso se han moderado durante los últimos meses, la temporada de resultados empresariales ha sido mejor de lo estimado y el 65% de las empresas del S&P 500 han batido las previsiones. A pesar de ello, el tono de cautela se mantiene porque esa solidez de resultados incorpora riesgos relevantes. La inflación está impactando al consumo y a los márgenes empresariales, por lo que seguiremos monitorizando el riesgo, especialmente en aquellos sectores en los que hay más exposición al ciclo.

Respecto a las decisiones de los bancos centrales, no esperamos un cambio en la política monetaria porque no creemos que se vaya a dar una crisis. Con los datos actuales, solo bajarían tipos y aumentarían liquidez si se desplomara la demanda privada, un escenario que no estimamos como base.

De cara al segundo trimestre, el factor más importante es la demanda agregada de crédito y, con ello, la inflación subyacente. Mientras esta permanezca elevada, los bancos centrales continuarán subiendo tipos.

Por último, la reapertura de China, junto con un invierno más benigno de lo esperado en Europa, está permitiendo que estemos registrando unas cifras de crecimiento positivas y que sirven para ahuyentar el fantasma de la recesión. No obstante, este factor, junto con la solidez del mercado laboral, puede provocar que nos enfrentaremos a una política monetaria aún más restrictiva en el futuro. 

Por ello, mantenemos la visión de un entorno de ralentización, con inflación elevada y riesgo de una recesión leve por culpa del cambio en las políticas monetarias. El escenario es de desaceleración del crecimiento, pero no de crisis financiera como la de 2008.

Con todo, somos prudentes en nuestra asignación a activos de riesgo. Pensamos que es el momento de mantener la cautela y de empezar 2023 con unos niveles de renta variable neutros. Consideramos que la primera parte del año será más favorable para los sectores más defensivos y las compañías con políticas de distribución de beneficios sostenibles a sus accionistas. Empresas que suelen contar con capacidad de fijación de precios y márgenes predecibles. Por ello, contamos con fondos en cartera centrados en estas características, ya que nos proporcionan una cobertura frente a la inflación y a la volatilidad en periodos de subidas de tipos como el actual. 

Por último, seguimos favoreciendo las empresas de mayor capitalización frente a las pequeñas. Mientras que a nivel geográfico, más allá de nuestra habitual apuesta por fondo globales, podemos destacar un mayor peso de los fondos de renta variable europea frente a la americana y nuestra apuesta por la región asiática, ya sea invirtiendo directamente en la India o en el conjunto de países bañados por el Océano Pacifico.

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