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Un año de guerra en Ucrania: implicaciones para los inversores
Perspectivas de mercado

Un año de guerra en Ucrania: implicaciones para los inversores

Reflexión sobre el impacto económico a corto y largo plazo de la guerra entre Rusia y Ucrania, y cuáles son las implicaciones que tiene sobre los inversores.
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23 FEB, 2023

Por Leticia Rial de RankiaPro

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La madrugada del 24 de febrero de 2022 Vladímir Putin anunciaba una "operación militar especial" en el sur de Ucrania. Desde entonces, el país vive una auténtica pesadilla liderada por Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania.

A punto de cumplirse un año de conflicto, "la guerra de Rusia contra Ucrania será recordada como el comienzo de una nueva era, ha puesto de manifiesto la necesidad de abordar las debilidades estructurales de las alianzas occidentales", tal y como señalan Mabrouk Chetouane y Nicolas Malagardis, estrategas globales de Natixis IM Solutions. En esta línea, ambos expertos creen que "será necesario invertir una cantidad significativa de capital para financiar los retos relacionados con la seguridad energética y la resistencia de la cadena de suministro”. Lo que debería desencadenar un nuevo superciclo de inversión y hacer frente al argumento del estancamiento secular que ha cobrado fuerza en la última década.

Más allá de la tragedia humana a la estamos asistiendo, Europa se enfrenta a una crisis energética sin precedentes. El conflicto ente Rusia y Ucrania provocó que las importaciones de gas ruso a occidente disminuyeran, provocando una agresiva subida en los precios del gas. Para Hervé Mangin, gestor del fondo AXA WF Framlington Sustainable Europe, "esta crisis energética es una llamada de atención para Europa, que se ha dado cuenta de su excesiva dependencia del gas y, más concretamente, del gas ruso. Ahora no queda más remedio que acelerar la transición energética, aumentar la capacidad de las energías renovables e invertir en nuevas tecnologías para almacenar mejor la energía. La tendencia a construir más parques solares y eólicos ya existía, pero se acelerará. Se acortará la fase de concesión de permisos para construir capacidades de energía verde. Y ahora se impulsará la inversión en hidrógeno".

Oportunidades para los inversores tras un año de conflicto entre Ucrania y Rusia

Los mejores y peores escenarios de cómo puede evolucionar el conflicto están infravalorados. Las posibilidades de que el conflicto se convierta en una guerra prolongada han aumentado, pero un alto el fuego al final del próximo año sigue siendo una posibilidad subestimada, tal y como señalan desde la gestora francesa Amundi. El riesgo de escalada directa con Occidente también está infravalorado, cuando merecería anticiparse a las reacciones probables del mercado a las graves repercusiones económicas y financieras.

Independientemente de los escenarios, los inversores se enfrentan a un nuevo panorama geopolítico global, caracterizado por cadenas de valor más cortas, un mayor proteccionismo y una mayor inflación. Estos grandes y fundamentales cambios también ofrecen oportunidades para los inversores. La carrera por los semiconductores, la inteligencia artificial o las biotecnologías, así como la búsqueda de la independencia energética y la diversificación de las cadenas de suministro, seguirán siendo temas clave a largo plazo.

En un entorno nuevo y complejo, las materias primas pueden ser atractivos. En renta variable, el impacto varía según los sectores y las empresas, lo que refuerza la necesidad de un enfoque bottom up. Este es particularmente el caso de la renta variable europea, para la que ofrecemos una visión más allá de la actual 'ilusión monetaria'.

Para los mercados emergentes, una mayor fragmentación inducida por la guerra implica centrarse en los países específicos en lugar de los mercados emergentes como clase de activos. Con un acceso mucho menor al capital extranjero, es probable que casi el 60% de los países de bajos ingresos se encuentren bajo una grave crisis de endeudamiento, y muchos se verán obligados a reestructurar su deuda externa.

En cuanto a las divisas, la lección de la guerra en Ucrania es que los bancos centrales desempeñarán un papel fundamental y tendrán que repensar sus asignaciones de reservas a la luz del equilibrio geopolítico que prevalecerá. 

A más largo plazo, la incertidumbre sobre el precio y el suministro de la energía exigirá que la política monetaria sea más proactiva y esté impulsada más por los datos que por las orientaciones futuras de los bancos centrales.

Impacto económico

El conflicto ha devastado la economía y el potencial productivo de Ucrania.  El PIB se redujo en más de un 30% y, dados los constantes daños a infraestructuras críticas, el costo final de la reconstrucción podría superar el billón de dólares.

Hasta hace poco, las sanciones contra Rusia afectaban principalmente a su cuenta de capital cuando no necesitaba acceso a los mercados de capital para financiar su esfuerzo bélico.  A largo plazo, la renta extranjera del país disminuirá a medida que Europa reduzca su dependencia de la energía rusa.

El gasto de defensa de Rusia aumentó un 60%, pero los ingresos de sus exportaciones de petróleo y gas se han reducido un 40%. El esfuerzo de guerra está llevando a un fuerte deterioro de las finanzas públicas, con déficits fiscales sin precedentes en los últimos meses.

Junto con la fuga fiscal de la guerra, una 'fuga de cerebros' de su capital humano y las sanciones a las importaciones de tecnología afectarán gravemente la perspectiva de reactivar la reducción de las inversiones, así como la capacidad de Rusia para diversificar el crecimiento.

En Europa, la crisis inicial del suministro de energía afectó al PIB en un 4% (términos comerciales) y contribuyó al aumento brusco y repentino de la inflación.  Europa ha utilizado gran parte de su poder fiscal para amortiguar el impacto en los hogares y las empresas, pero necesitará una nueva combinación energética para preservar la competitividad internacional de sus sectores de gran consumo energético.  La reducción de la dependencia de los combustibles fósiles tiene una perspectiva de 10 a 15 años. La guerra puede reforzar la determinación de los responsables políticos de acelerar la agenda climática de la región y sus objetivos Net Zero.

¿Cuánto hubiese aumentado la inflación si la guerra en Ucrania no hubiese sucedido?

El tsunami inflacionista del año pasado tiene varios orígenes que, juntos, crearon la tormenta casi perfecta. La apertura postpandemia provocó una enorme demanda de servicios cuya oferta se vio obstaculizada por la reducción del empleo durante la pandemia. Las distorsiones de las cadenas de producción internacionales tras los cierres provocaron escasez y subidas de precios, especialmente en los productos intermedios. Además, cuando la pandemia dejó de tener efecto, los precios del petróleo empezaron a subir ya en otoño de 2021. El 23 de febrero de 2022 -justo antes de la invasión rusa- los mercados esperaban un precio del petróleo de unos 79 euros del barril Brent para junio de 2022. Con la invasión rusa, la preocupación de los mercados por el suministro energético aumentó bruscamente, lo que provocó una auténtica crisis de los precios del petróleo. El precio real del petróleo se situó en una media de 116 euros por barril brent en junio de 2022. Sobre la base de las expectativas de los mercados financieros antes de la invasión, algunos cálculos aproximados sugieren que el efecto del precio de la energía por sí solo añadió 2 puntos porcentuales a la inflación anual de la zona del euro, según explica Martin Wolburg, economista senior de Generali Investments.

Además, los precios de los alimentos se dispararon al caer bruscamente la oferta de cereales ucranianos y obligar a los consumidores a pagar bastante más por la compra semanal en el supermercado. En comparación con el año anterior a la guerra, la contribución de los alimentos a la inflación fue aproximadamente 1,5 puntos porcentuales superior. Sin embargo, es difícil evaluar el verdadero impacto de la guerra, ya que la incertidumbre rodea estas estimaciones y no se tienen en cuenta los efectos de segunda ronda. En conjunto, estimamos que la inflación de la zona del euro sin la invasión rusa podría haber sido inferior en una media de 2,5 a 3,5 puntos porcentuales, lo que implicaría una tasa de inflación anual de entre el 5% y el 6% en 2022, en lugar del 8,4%. La tasa de inflación máxima no habría superado el umbral de los dos dígitos, sino que probablemente se habría situado ligeramente por encima del 7% interanual.

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